miércoles, 10 de noviembre de 2010

Teoría de las Ideas. Platón

Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas de Platón pretende superar el conflicto que en el mundo filosófico griego habían creado las contradictorias concepciones sobre el ser que defendían Parménides y Heráclito.
“El ser es y el no-ser no es” afirma categóricamente Parménides. Las implicaciones lógicas de esta afirmación le llevan a considerar el cambio y el movimiento como racionalmente indemostrables. Chocan con una de las reglas básicas de la lógica: el principio de no contradicción. No puede afirmarse de una misma cosa que es y no es. Cualquier cambio implica que una cosa “A” deje de ser “A” (רA) para convertirse en “B”. Así explicado el cambio no es sino pura ilusión de los sentidos. Pero no queda ahí, siguiendo la misma lógica, asegura que el ser es eterno, uno, simple, etc.
Por su parte, Heráclito proclamaba la siguiente máxima: “Todo fluye”. Con esta expresión quería indicar que nada permanece, sino que el ser está en continuo movimiento y transformación. Ser es devenir. Con su famoso ejemplo: “Nunca te bañarás dos veces en el mismo río” pone de manifiesto una concepción de la realidad completamente distinta a la de Parménides, y más acorde con lo que nos muestran los sentidos. La realidad es mutable, finita, múltiple, etc. La controversia que provocan estos dos filósofos se plantea en los siguientes términos: ¿Qué es lo real? ¿Lo que me muestran mis sentidos o lo que deduzco de mi razón? La confrontación entre razón y sentidos es suficientemente importante como para que todos los filósofos griegos posteriores traten de resolver esta contradicción, entre ellos Platón.
La solución que propone Platón para este conflicto pasa por hacer compatibles estos dos modelos de realidad en principio contradictorios. Podemos decir que Platón da la razón a ambos, aunque matiza, que cada uno está describiendo un mundo diferente. La Teoría de los dos mundos o de las Ideas da cabida a las dos concepciones.
Al mundo que nos rodea, que captamos a través de los sentidos, lo denomina Platón Mundo Sensible. Frente a este, existe otro, una realidad a la que solo podemos acceder con nuestra razón que Platón llama Mundo Inteligible o de las Ideas.
En el mundo sensible encontramos las cosas materiales, incluidos los seres vivos. Las características de este mundo coinciden con la concepción del ser que defendía Heráclito. El Mundo Sensible es, por tanto, finito, mutable, múltiple, etc.
En el Mundo Inteligible, por el contrario, estarían las Ideas. Las ideas para Platón son entidades ontológicamente reales, es decir, seres reales independientes. (Nada que ver con nuestra concepción común de idea como producto de nuestra mente). Junto a las Ideas pertenecen también a este mundo los dioses y las almas de los hombres. (Aunque esto ya es otra historia: Mito del Carro Alado). El Mundo Inteligible es inmaterial, eterno, inmutable, simple, perfecto…, concuerda con la noción de ser de Parménides salvo en la cuestión de la unidad, para Platón las ideas son múltiples aunque estrechamente vinculadas.
Podemos apreciar como Platón ha reconciliado las dos concepciones contradictorias de la realidad mantenidas por Parménides y Heráclito. Las dos son ciertas. Cada una describe mundos diferentes pero compatibles.
Los dos mundos son reales, ahora bien, no de la misma manera. En el Mundo Inteligible reside el ser, mientras que el Mundo Sensible es solo apariencia de ser. El Mundo de las Ideas es el auténtico, contiene la auténtica realidad. El Mundo Sensible es mera copia del otro. Las Ideas del Mundo Inteligible son arquetipos, modelos que son imitados por las cosas del Mundo Sensible. Por ejemplo: en el Mundo Inteligible está la Idea de Belleza y en el Mundo Sensible hay muchas cosas bellas que imitan esa Idea, pero no son la Belleza; o también, la Idea de Hombre está en el Mundo Inteligible y en el otro, lo que hay, son muchas copias distintas e imperfectas de esa Idea modelo. La relación entre ambos mundos puede explicarse a partir del concepto participación. El Mundo Sensible es, tiene realidad en tanto que participa, copia, imita al Inteligible. El ser que tiene el Mundo Sensible le viene, o lo toma del otro mundo (su relación es como la de un original y su copia. La copia tiene algún valor en tanto que se parece, que imita al original). Para Platón las cosas de este mundo no son lo que son, sino que se parecen a lo que son. Es decir, la realidad está en las ideas, las cosas de este mundo, propiamente, no son, solo imitan, se parecen a lo que es en sí: las ideas.
El responsable de la existencia del Mundo Sensible y de que sea una copia del Mundo Inteligible es, según Platón, el Demiurgo. El Demiurgo es una especie de Dios que habita en el Mundo de las Ideas. Éste decide realizar una copia de las ideas, del orden y la perfección que en ellas contempla. Construye esta copia tomando como base la pura materia, que los griegos consideraban algo informe y caracterizado por su corruptibilidad. El resultado de copiar las Ideas en la materia es el Mundo Sensible. Es sensible en tanto que está constituido de materia; y Mundo (Mundo=Cosmos= Orden) en tanto que está ordenado según las Ideas. Pero siempre será un mundo inferior al Inteligible, puesto que su naturaleza es material, y por tanto, corruptible, imperfecta frente a la inmaterialidad del Mundo Inteligible.
Por su naturaleza inmaterial el Mundo Inteligible no podrá ser contemplado con los sentidos. Para acceder a él se requiere el uso de la razón. La razón es el instrumento de conocimiento del alma. Por su parte, los sentidos que residen en el cuerpo, y solo son útiles para captar lo material, nos mostrarán exclusivamente el Mundo Sensible.
Las ideas, como ya hemos dicho, residen en el Mundo Inteligible pero no están en él de cualquier manera. El Mundo Inteligible está jerárquicamente estructurado. No todas las ideas tienen el mismo valor (no son de la misma categoría la Idea de caballo que la de Belleza). Están ordenadas en distintos niveles según su importancia. En la cúspide de esta jerarquía se encuentra la Idea de Bien. La Idea de Bien es la perfección misma. Es la más importante de las Ideas porque es la causa del ser y del conocimiento de las otras ideas. Para explicar la Idea de Bien Platón acude a una analogía: el Símil del Sol. En este símil compara la Idea de Bien con el sol. La Idea de Bien realiza en el Mundo Inteligible unas funciones análogas a las del sol en el Mundo Sensible. Si el sol, en nuestro mundo, nos ilumina con la luz, posibilitando que las cosas puedan ser vistas y que nuestros ojos vean; del mismo modo, la Idea de Bien, en el Mundo Inteligible, ilumina, pero en este caso, no con la luz, sino con la Verdad, permitiendo que las ideas puedan ser conocidas y a nuestra alma (razón) conocer. El sol es el responsable de que podamos percibir con los sentidos; del mismo modo, la Idea de Bien es responsable de que nuestra alma pueda conocer. La analogía no acaba aquí. El sol realiza una función todavía más importante. No solo permite la vista, sino que gracias a él, hay vida en nuestro mundo. El sol posibilita la vida, la existencia. Análogamente la Idea de Bien, en el Mundo Inteligible, da la esencia, el ser a las Ideas. He aquí el porqué la Idea de Bien, es la primera de las ideas: da el ser al resto de las Ideas y permite su conocimiento.

martes, 9 de noviembre de 2010

Modelo examen Platón (Ético-Político)

MODELO 2
PLATÓN
(LÍNEA ÉTICO-POLÍTICA)


Texto:

“Pienso, en todo caso, que, si se desconoce en qué sentido las cosas justas y bellas del Estado son buenas, no sirve de mucho tener un guardián que ignore esto en ellas; y presiento que nadie conocerá adecuadamente las cosas justas y bellas antes de conocer en qué sentido son buenas.
- Presientes bien.
- Pues entonces nuestro Estado estará perfectamente organizado, si el guardián que lo vigila es alguien que posee el conocimiento de estas cosas.”
Platón, República, libro VI.

1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.

Este texto pertenece a Platón, filósofo griego nacido en Egina (Atenas) en el año 428/7 a. de C. Y fallecido en el año 347 a. de C. y a su obra “La República”. Platón ha de ser considerado como uno de los primeros filósofos y uno de los más importantes de la antigüedad. Máximo representante del idealismo clásico, se caracteriza por abarcar a través de todos sus diálogos una gran variedad de temas, que van desde la epistemología, hasta la antropología, pasando por la ética, política y la ontología. Es, sin embargo, su gran legado para la Historia de la Filosofía la Teoría de las Ideas o Formas formulada, principalmente en “La República”. Respecto a la obra a la cual pertenece el texto, a pesar de las distintas clasificaciones que los autores han realizado sobre su extensa bibliografía, ha de ser considerada como una de las obras más representativas del filósofo. Escrita entre el primer periodo (juventud o socrático) y el tercer periodo (madurez), toma como pretexto cuestiones políticas a través de las cuales expone sus principales ideas filosóficas, magníficamente ejemplificadas heurísticamente con un extenso y variopinto recital de alegorías o mitos. Por su parte y respecto al siglo, éste siglo (siglo V a. de C.) se caracterizaría de forma general por las continuas guerras que enfrentarían a las distintas “polis” griegas, principalmente Atenas y Esparta, siendo la más destacada la Guerra del Peloponeso iniciada en el año 431 a. de C. Finalmente, algunas otras obras del autor son, distribuidas correspondientemente entre sus distintos periodos, las siguientes: en su periodo de juventud o periodo socrático la “Apología de Sócrates”; en su periodo de transición, el Crátilo; en su periodo de madurez, “Fedón” y, por último, en su periodo de vejez, el Parménides.


El siglo V a. de C. se va a caracterizar por la sustitución de la inestabilidad política que vive Grecia. Este siglo se inició con las dos primeras Guerras Médicas, transcurridas respectivamente en los años493-481 y 480-499. Tras la confederación de Delfos ocurrida en el año 477 y la dirección de Atenas por parte de Pericles en el año 462, Atenas entraría en la lucha contra Esparta en el año 459. Este ambiente, totalmente inestable, fue el marco de referencia del inicio de la Guerra del Peloponeso (431), que sería la antesala de la derrota de Atenas por parte de Esparta en el año 406. Dos acontecimientos más marcarían, políticamente, este siglo: por una lado, la institución del gobierno de los 30 tiranos (404) y por otro lado, el posterior derrocamiento de los mismos en el año 403 a. de C.

Culturalmente, este siglo, llamado el siglo de la “Ilustración Griega” se caracterizaría por ser el siglo donde se iniciaría el periodo clásico. Siglo donde abundarían artistas y literatos de la talla de Píndaro, Esquilo, Sófocles; historiadores como Heródoto y Tucídices y escultores como Pitágoras de Samos, Kritios, Mirón y Policleto, entre otros. Filosóficamente, Platón, en mayor o menor medida puede considerarse como hijo de su tiempo, siendo buena parte de sus ideas recogidas y reelaboradas de forma original y nueva, de una tradición filosófica que se inicia en el siglo V con la aparición de los sofistas, de entre los cuales fue Protágoras el más representativo. Junto con éste, filósofos como Sócrates, el atomista Leucipo, el sofista Gorgias o el mismo Hipócrates configurarían buena parte del ambiente filosófico en el que se movería Platón. Fueron, sin embargo, algunos filósofos los que más directamente influirían en él. En primer lugar, Sócrates con su incesante búsqueda de las definiciones universales y el uso de la Dialéctica; Parménides y Heráclito, en su conjunto motivarían la síntesis conceptual que daría lugar a la Teoría de las Ideas o Formas; Pitágoras con la utilización de la armonía y las matemáticas como herramientas para descifrar los misterios del universo y la creencia en la inmortalidad del alma; y finalmente, Anaxágoras quien con su idea del “Nous” introduciría la idea de Demiurgo en Platón.

2) Comentario del texto:

Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.

Comenzando con el término guardián y con el texto como referencia, Platón se refiere a aquellos guardianes que tras un proceso educativo teórico y altamente selectivo, mostrando además determinadas virtudes que lo predispongan al gobierno, se convierte en el guardián perfecto, gobernante, arconte o rey filósofo que garantizará la justicia en el Estado por el conocimiento de lo auténticamente real (ideas o formas) referidas en el texto con la expresión “cosas justas y bellas”

Apartado b) Exposición de la temática del mismo.

La temática del presente texto nos lleva a la vinculación entre la teoría óntico-epistemológica platónica (teoría de las ideas y símil de la línea) y su concepción utópica del Estado. En concreto, nuestro autor plantea la necesidad de un guardián perfecto sabio cuya sabiduría (fundamentada y anclada en los conocimientos de las ideas o formas de la realidad) garantizaran el correcto funcionamiento del Estado y con ello la justicia en el mismo. Un conocimiento que explícitamente en el texto que nos ocupa aparece bajo la expresión “cosas bellas y justas”. De no ser así, tal y como se alude en el texto, cualquier intento de construcción de Estado en que tal condición se ignore estaría abocado a degenerar en cualquiera de las formas injustas de Estados posibles.

Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.

Este planteamiento teórico platónico encuentra su justificación en el símil de la línea y su vinculación con la principal preocupación política de Platón: la creación de un modelo político adecuado que garantizará la creación de un Estado justo gobernado por un sabio. Sabiduría que se encontraría explicada a través de la teoría de las ideas (en cuanto al qué lo hace sabio) pero igualmente con el símil de la línea que nos explicaría el cómo se llega a la aprehensión de esas ideas.

Un Estado perfecto que se sustentaría sobre varios pilares teóricos pero que indudablemente tenía un pilar muy básico: el gobernante debía ser sabio. Una sabiduría que por supuesto no estaba al alcance de cualquiera, sino más bien al alcance de algunos que por su carácter y aptitudes, estuvieran destinados a una larga preparación que los convirtiera en sabio y que con cuya sabiduría garantizarán la justicia y el bienestar de la comunidad. Y es así, como el símil de la línea encuentra su relación con la política, puesto que es a través de este símil como se explica metafóricamente los distintos niveles de conocimiento que aquellos deberían pasar para alcanzar esa sabiduría.

En el símil de la línea, expuesto en el libro VI de La República, Platón desarrolla su teoría gnoseológica defendiendo un dualismo gnoseológico: para él, el hombre dispone de dos modalidades cognoscitivas. Por un lado, nos encontramos con la Dóxa, término con el que se refiere al conocimiento opinable, aparente y bastante dudable (falso) que se divide a su vez en otras dos modalidades: Eikasia y Pistis. La primera, entendida como conjeturas, nos proporciona el conocimiento de sombras e imágenes (las proyectadas en el fondo de la caverna en el mito de la caverna) que no nos proporcionan ningún conocimiento verdadero. La Pistis, por su parte, entendida como creencia o explicación plausible, nos proporciona un conocimiento más veraz pero aún falsable, dudable pues con ella sólo tenemos acceso al conocimiento de los objetos físicos que son muy cambiantes y mutables (lo que se correspondería a los objetos que portan los hombres que se encuentran detrás del tabique en el mito de la caverna).


Después de abandonar este conocimiento, llegamos al otro: la Episteme. Traducida como ciencia, se puede entender también como conocimiento racional y por supuesto, conocimiento verdadero puesto que con él conocemos aquello que no cambia; las Ideas. Dentro de la Episteme, nos encontraríamos con la Dianoía y la Noésis. La primera es entendida como pensamiento discursivo (Matemáticas) con la que accedemos al conocimiento de los entes matemáticos (números y figuras geométricas). Para Platón, este es un momento muy importante debido al carácter propedéutico de tal materia: las matemáticas resultaban indispensables en el sistema educativo propuesto por él y seguido en su propia Academia, ya que abría la mente del alumno y lo familiarizaba con lo abstracto.

Finalmente, el hombre puede acceder al conocimiento de las causas de todo por medio de la Noésis, disciplina que se traduce como inteligencia, pensamiento puro o Ciencia Dialéctica o Suprema con la que el gobernante convertido en sabio conocería aquello que garantizaría el bienestar y la justicia de su Estado: las ideas de Bien y de Justicia (junto, por supuesto, con todas las demás)


Tales vías de conocimiento están presentes en el sistema educativo propuesto por nuestro autor. Un sistema educativo que cumplía un fin muy importante para el mantenimiento de la justicia en el estado: educar a cada uno en aquello para lo cual había nacido y asegurarse así que obrar en eso de forma muy virtuosa. Un sistema educativo doble: por un lado, un sistema dirigido a la clase productora y por otro lado, una educación propiamente dicha dirigida a los guardianes auxiliares que después se convertirían en gobernantes perfectos.

Con respecto a esta última, una primera etapa abarcaría hasta los 20 años, en los cuales el niño recibía una educación en valores y costumbres a través del teatro y un desarrollo de su corporalidad y espiritualidad a través de la gimnasia y la música respectivamente. De los 20 a los 30 años, eran instruidos en estrategias militares junto con el conocimiento de materias propedéuticas tales como las matemáticas, la música y la astronomía. Justo aquí se producía una selección de aquellos que aspirarían a ser en un futuro gobernantes siguiendo tres criterios: su amor a la patria, su perseverancia en el estudio y su inteligencia. Finalmente, de los 30 a los 35, los ya aspirantes a gobernantes perfectos se especializarían en matemáticas, astronomía, música, bellas artes, dialéctica y filosofía. Una vez acabada su preparación teórica, comenzaría su preparación práctica en la que desempeñarían cargos públicos con la intención de que se enfrentaran a problemas reales y no teóricos hasta la edad de 50 años. Llegada esa edad, gobernarían durante un periodo de 2 años mínimo (para hacer efectivo su mandato y garantizar así la justicia en su estado) y un máximo de 8 años (para evitar así su corrupción).

Tras ese largo periodo de aprendizaje, el gobernador se encargaría de preparar a los futuros gobernantes y de nunca olvidares de llevar una vida contemplativa, necesaria para mantener aquella sabiduría que le permitiera orientar bien a los aspirantes.

Es aquí donde se pone de manifiesto los dos momentos de la dialéctica defendidos por nuestro autor: un momento ascendente que llevaría a algunos a abandonar su ignorancia por una nueva sabiduría adquirida y un momento descendente que llevaría necesariamente a enseñar lo aprendido a aquellos que aún son presos de su ignorancia (tal y como se ponde de manifiesto en el mito de la caverna)


Para finalizar, conseguida esa sabiduría por el aspirante a gobernante, garantizaría cualquiera de las dos formas justas de Estado para Platón; la aristocracia o la monarquía. Cualquier otro gobierno donde el que gobernara no hubiera sido debidamente preparado desencadenaría cualquiera de las formas injustas o enfermas: timocracia o timarquía, oligarquía, democracia y tirania.


3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

Con respecto al tema político y su relación con un determinado sistema educativo que garantizará la sabiduría del gobernante y con ella, la justicia y bienestar del Estado, podríamos comparar este planteamiento con Aristóteles y Marx.

Comenzando con Aristóteles, encontramos cierta similitud en estos planteamientos en la medida en que los dos pensadores clásicos coinciden en considerar el origen del estado y de la sociedad en la propia naturaleza humana que ambos caracterizan casi de la misma forma. Ambos afirman la falta de autarquía que lleva al hombre necesariamente a vivir en sociedad con la finalidad de subsistir con la ayuda de todos y cubrir así todas las necesidades básicas. En cambio, Aristóteles ve también como el origen que justifica la existencia de la sociedad como una forma inherente de vida del ser humano en hecho de ser el único ser vivo con capacidad de hablar, con capacidad de poseer lenguaje.

Otros puntos de coincidencia estriban por un lado, en la identificación del Bien común y por tanto la felicidad de todos los miembros de la sociedad como la principal finalidad del funcionamiento del Estado posibilitando lo más posible el desarrollo intelectual y racional del hombre (que para ambos pensadores equivale a la felicidad más plena). Por otro lado, ambos pensadores coinciden de alguna forma en clasificar las formas de estado en justas e injustas, aunque literalmente ambas clasificaciones no coincidan. Por parte de Aristóteles, como formas justas nos encontramos la monarquía, aristocracia y democracia justa o “politeia”. En cuanto a las formas injustas, y en total correspondencia con aquellas, tendríamos la tiranía, oligarquía y democracia injusta o “demagogia”.

Para terminar con Aristóteles no podemos olvidar la clasificación de los grupos sociales que el hace el pensador clásico (en familia, tribu y estado) y que le llevaría una vez más a defender que aunque las tres son necesarias, es la tercera (estado) la que en mejor disposición se encuentra para garantizar la felicidad del hombre.

Con respecto a Marx, sólo incidir en una cuestión de similitud terminológica (no podemos olvidar la enorme distancia temporal que os separa) que consiste en el término comunismo. Si bien en éste, el comunismo en la forma de salir de una prehistoria humana caracterizada por la alienación de la mayoría a manos de una minoría, en el pensamiento de Platón por comunismo entendemos una de los cuatro pilares fundamentales en los que se basa el estado utópico de Platón y que pudiera coincidir con Marx en que para ambos tal palabra implica eliminación de la propiedad privada.

Con respecto a su valoración en la actualidad, creo que el planteamiento de Platón sigue siendo acertado en la medida en que no podemos olvidar el hecho de que quienes gobiernen deben estar preparado para ello ya que así garantizará un correcto funcionamiento de cualquier estamento del Estado y por tanto en claro beneficio de la convivencia pacífica en el seno de una sociedad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Modelo de examen. Platón (Onto-Epistemológico)

MODELO 1
PLATÓN
(LÍNEA ONTICO-EPISTEMOLÓGICA)

Texto:
- "Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
- Mucho más verdaderas".
Platón, República, Libro VII.

1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.

Este texto pertenece a Platón, filósofo griego nacido en Egina (Atenas) en el año 428/7 a. de C. Y fallecido en el año 347 a. de C. y a su obra “La República”. Platón ha de ser considerado como uno de los primeros filósofos y uno de los más importantes de la antigüedad. Máximo representante del idealismo clásico, se caracteriza por abarcar a través de todos sus diálogos una gran variedad de temas, que van desde la epistemología, hasta la antropología, pasando por la ética, política y la ontología. Es, sin embargo, su gran legado para la Historia de la Filosofía la Teoría de las Ideas o Formas formulada, principalmente en “La República”. Respecto a la obra a la cual pertenece el texto, a pesar de las distintas clasificaciones que los autores han realizado sobre su extensa bibliografía, ha de ser considerada como una de las obras más representativas del filósofo. Escrita entre el primer periodo (juventud o socrático) y el tercer periodo (madurez), toma como pretexto cuestiones políticas a través de las cuales expone sus principales ideas filosóficas, magníficamente ejemplificadas heurísticamente con un extenso y variopinto recital de alegorías o mitos. Por su parte y respecto al siglo, éste siglo (siglo V a. de C.) se caracterizaría de forma general por las continuas guerras que enfrentarían a las distintas “polis” griegas, principalmente Atenas y Esparta, siendo la más destacada la Guerra del Peloponeso iniciada en el año 431 a. de C. Finalmente, algunas otras obras del autor son, distribuidas correspondientemente entre sus distintos periodos, las siguientes: en su periodo de juventud o periodo socrático la “Apología de Sócrates”; en su periodo de transición, el Crátilo; en su periodo de madurez, “Fedón” y, por último, en su periodo de vejez, el Parménides.


El siglo V a. de C. se va a caracterizar por la sustitución de la inestabilidad política que vive Grecia. Este siglo se inició con las dos primeras Guerras Médicas, transcurridas respectivamente en los años493-481 y 480-499. Tras la confederación de Delfos ocurrida en el año 477 y la dirección de Atenas por parte de Pericles en el año 462, Atenas entraría en la lucha contra Esparta en el año 459. Este ambiente, totalmente inestable, fue el marco de referencia del inicio de la Guerra del Peloponeso (431), que sería la antesala de la derrota de Atenas por parte de Esparta en el año 406. Dos acontecimientos más marcarían, políticamente, este siglo: por una lado, la institución del gobierno de los 30 tiranos (404) y por otro lado, el posterior derrocamiento de los mismos en el año 403 a. de C.

Culturalmente, este siglo, llamado el siglo de la “Ilustración Griega” se caracterizaría por ser el siglo donde se iniciaría el periodo clásico. Siglo donde abundarían artistas y literatos de la talla de Píndaro, Esquilo, Sófocles; historiadores como Heródoto y Tucídices y escultores como Pitágoras de Samos, Kritios, Mirón y Policleto, entre otros. Filosóficamente, Platón, en mayor o menor medida puede considerarse como hijo de su tiempo, siendo buena parte de sus ideas recogidas y reelaboradas de forma original y nueva, de una tradición filosófica que se inicia en el siglo V con la aparición de los sofistas, de entre los cuales fue Protágoras el más representativo. Junto con éste, filósofos como Sócrates, el atomista Leucipo, el sofista Gorgias o el mismo Hipócrates configurarían buena parte del ambiente filosófico en el que se movería Platón. Fueron, sin embargo, algunos filósofos los que más directamente influirían en él. En primer lugar, Sócrates con su incesante búsqueda de las definiciones universales y el uso de la Dialéctica; Parménides y Heráclito, en su conjunto motivarían la síntesis conceptual que daría lugar a la Teoría de las Ideas o Formas; Pitágoras con la utilización de la armonía y las matemáticas como herramientas para descifrar los misterios del universo y la creencia en la inmortalidad del alma; y finalmente, Anaxágoras quien con su idea del “Nous” introduciría la idea de Demiurgo en Platón.

2) Comentario del texto:
Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.


La expresión “liberación de las cadenas” hace referencia al momento inicial de un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevará por medio de un proceso de naturaleza ascendente a abandonar el conocimiento aparente (fundado en lo sensorial) para aprehender el conocimiento verdadero (basado en las ideas o formas), a partir del cual el propio conocimiento sensorial cobra aún más sentido. Consecuentemente con esto se pone de manifiesto la opinión crítica del autor sobre aquellos planteamientos filosóficos que ponen el origen y límite del conocimiento humano en lo fenoménico (como los sofistas), ya que con este conocimiento nos encadenaríamos al conocimiento de un mundo o realidad aparente que no tendría sentido sin el conocimiento de sus correspondientes ideas de las que nace.

En segundo lugar, la expresión “cosas más reales” si bien nos lleva a pensar en aquellas auténticas realidades inteligibles (ideas) con las que alcanzamos el auténtico conocimiento, una interpretación más literal del texto nos sitúa en el conocimiento de los objetos físicos que el protagonista del mito contempla al oro lado de la pared y que fruto de los cual, el primer conocimiento que tenía de ciertas sombras proyectadas en la pared ahora se le torna falso.




Apartado b) Exposición de la temática del mismo.

Centrándonos en el tema del texto y teniendo como telón de fondo el mito de la caverna (en concreto en momento inicial del ascenso del protagonista del mito), Platón plantea la necesidad de cuestionarnos lo tradicionalmente verdadero para comenzar un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevaría en primer lugar a ser conscientes de la aparente realidad y verdad de todo aquello que antes considerabamos verdadero para alcanzar el conocimiento de las cosas que auténticamente lo son (conocimiento necesario de alcanzar por el guardián perfecto para garantizar la justicia en el Estado)






Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.

La justificación de tales tesis la encontramos en la teoría ontológica desarrollada por Platón a través de uno de sus más famosos mitos (el mito de la caverna) y teoría; la teoría de las ideas. De igual forma, otra parte importante de dicha justificación la encontramos en el desarrollo del símil de la línea y su vinculación con el sistema educativo platónico propuesto en la “República”.

Teorías de la Ideas y símil de la línea que no sólo usa el autor para explicar la estructura de la realidad y los grados del conocimiento humano para acceder a ella, sino que vienen también a justificar dónde reside y cómo se llega a alcanzar esa sabiduría (del gobernante o guardián perfecto) que garantizaría el Estado justo.


Teoría de las Ideas o Formas ampliamente desarrollada a través de muchos de los diálogos platónicos pero que encuentra una de sus más significativas expresiones en el mito de la caverna que Platón explica en el libro VII de La República. Una teoría que defiende una visión dualista de la realidad donde se entrecruzan conceptos tan dispares como lo único y lo múltiple, lo inmutable y lo mutable así como lo invisible y visible.

El dualismo ontológico platónico defiende la existencia de una primera realidad visible formada por múltiples cosas físicas que se caracterizan por su mutabilidad, caducidad y cambio constante denominada “mundo sensible” (Kosmos Koratos). Una realidad sólo accesible al hombre por medio de los sentidos y que encuentra su origen, fundamento, justificación de su existencia en otra realidad separada llamada “mundo inteligible” (Kosmos Noetos).

Este mundo inteligible está formado por aquellos entes ideales, modelos o arquetipos que se convierten en modelos, causas y esencias de aquellos objetos físicos que son lo que son por su parecido por tales modelos. Estas ideas (tradicionalmente entendidas como definiciones universales) se caracterizarían por su inmutabilidad, eternidad, inmaterialidad y accesibilidad sólo por medio del pensamiento puro y abstracto alejado de cualquier referencia sensorial. Ideas que se encuentra, además jerarquizadas en forma, podríamos decirlo así, piramidal donde en la base encontramos las ideas sensibles (los modelos o arquetipos de los múltiples y variados objetos físicos visibles). Después nos encontramos con las ideas inteligibles que nos sirven de modelo y justificación para la existencia en nuestro mundo de aquello que ya no podemos ver tales como los sentimientos. Un peldaño más arriba, se situarían junto con las entidades geométricas y aritméticas, las Ideas de Belleza y Justicia. Una Belleza entendida como modelo o canón de lo bello, de forma que un objeto sensible será bello en tanto en cuanto se parezca a ese canón . Así mismo la Idea de Justicia se convierte en canón de justicia no sólo para el hombre sino igualmente para el estado (que para platón será visto como un organismo vivo). En el caso del hombre, justicia será aquella virtud cardinal entendida como suma armónica de las otras tres; sabiduría, fortaleza y templanza. En lo referente al Estado, justo será aquel en el que se de una armonía funcional debido a que cada uno realice la función que le corresponda por situación social y educación.

Finalmente, en la cúspide de tal mundo o realidad, nos encontramos con la Idea de las Ideas, la Idea del Bien. Aquella de cierta dificultad a la hora de definir pero que en palabras del propio Platón, es el origen de todo lo visible así como de la sabiduría y el obrar prudentemente para aquel hombre que lo contemple directamente: el sabio.

Sería la figura del demiurgo la responsable de la creación del mundo sensible tomando como modelo el mundo inteligible y que Platón manifiesta por medio de términos cono analogía, participación o imitación. Términos con los que metafóricamente Platón salva el abismo existencial que existe entre ambos mundos y que relata en su obra el Timeo al referirse al demiurgo y a su amor platónico al mundo perfecto de las ideas.
En el símil de la línea, expuesto en el libro VI de La República, Platón desarrolla su teoría gnoseológica defendiendo un dualismo gnoseológico: para él, el hombre dispone de dos modalidades cognoscitivas. Por un lado, nos encontramos con la Dóxa, término con el que se refiere al conocimiento opinable, aparente y bastante dudable (falso) que se divide a su vez en otras dos modalidades: Eikasia y Pistis. La primera, entendida como conjeturas, nos proporciona el conocimiento de sombras e imágenes (las proyectadas en el fondo de la caverna en el mito de la caverna) que no nos proporcionan ningún conocimiento verdadero. La Pistis, por su parte, entendida como creencia o explicación plausible, nos proporciona un conocimiento más veraz pero aún falsable, dudable pues con ella sólo tenemos acceso al conocimiento de los objetos físicos que son muy cambiantes y mutables (lo que se correspondería a los objetos que portan los hombres que se encuentran detrás del tabique en el mito de la caverna).


Después de abandonar este conocimiento, llegamos al otro: la Episteme. Traducida como ciencia, se puede entender también como conocimiento racional y por supuesto, conocimiento verdadero puesto que con él conocemos aquello que no cambia; las Ideas. Dentro de la Episteme, nos encontraríamos con la Dianoía y la Noésis. La primera es entendida como pensamiento discursivo (Matemáticas) con la que accedemos al conocimiento de los entes matemáticos (números y figuras geométricas). Para Platón, este es un momento muy importante debido al carácter propedéutico de tal materia: las matemáticas resultaban indispensables en el sistema educativo propuesto por él y seguido en su propia Academia, ya que abría la mente del alumno y lo familiarizaba con lo abstracto.

Finalmente, el hombre puede acceder al conocimiento de las causas de todo por medio de la Noésis, disciplina que se traduce como inteligencia, pensamiento puro o Ciencia Dialéctica o Suprema con la que el gobernante convertido en sabio conocería aquello que garantizaría el bienestar y la justicia de su Estado: las ideas de Bien y de Justicia (junto, por supuesto, con todas las demás)



3) Relación del tema elegido con otra posición filosofica y valoración razonada de su actualidad.

Con respecto a la naturaleza de lo real y a sus diferentes modos de conocimiento, otros autores han desarrollado parecidos planteamientos. En un primer lugar ya fuera Parménides con su ser inmutable de las cosas hasta el mismo Sócrates con sus definiciones universales coincidirían con Platón en afirmar que lo que es, lo real es algo de naturaleza inteligible que se accede por medio de la razón o del pensamiento (Episteme). Planteamientos éstos que con el paso del tiempo derivarían en posturas racionalistas o idealistas como la defendida por Descartes. Éste afirmaría, a través de su teoría de las tres sustancias, que lo real es aquella idea, percibida por una mente atenta, clara y distinta no nacida de ninguna experiencia sensorial (innata) y que nos daría información verdadera sobre tres tipos de entidades: Dios, yo como sustancia pensante y la cosa como sustancia extensa. Este Idealismo derivaría con el correr de los tiempos en u idealismo transcendental defendido por Kant y posteriormente, en el límite de la modernidad y contemporaneidad filosófica (siglo XIX), en el idealismo absoluto defendido por Hegel.

Pero igualmente esta forma racionalista e idealista de entender la realidad ha tenido sus más firmes detractores: los realistas o empiristas. Ya en el siglo V a. C. los sofistas defendían una postura realista sobre lo real que encontraba su justificación en la experiencia sensible por medio de la cual sólo podía el hombre conocer ciertamente fenómenos. Un empirismo que encontraría su máximo esplendor en el mundo antiguo en la figura de Aristóteles que a través de su teoría hilemórfica, y muy en contra de Platón, defendería la unidad de lo real formada por la unión indisoluble de lo material y lo formal. Una unión que justificaría la existencia de todas aquellas sustancias o sujetos que podemos ver por nuestros sentidos y que se compondrían de una base material que adquiría su individualidad gracias a su figura o forma. En tal teoría no tendría ningún sentido hablar de analogía o de participación al más puro estilo platónico.
Esta postura aristotélica derivaría con el tiempo en un empirismo que encontraría en Inglaterra en la modernidad tres grandes representantes: Locke, Berkeley y Hume. Autores que volvería a defender la primacía de lo real entendido como lo sensible y material que se le aparece irremediablemente al hombre en forma de fenómeno sensorial.


Con respecto a la actualidad de tales planteamientos, podríamos echar mano de la psicología. Concretamente de la teoría de la Gestalt en la que se afirma la necesaria dependencia del concepto para poder unificar todas mis experiencias como consecuencia de un proceso activo de percepción que toma como materia prima todo aquello experimentado por los sentidos. En ese sentido, podemos afirmar no sólo la necesidad de sensaciones sino igualmente la utilidad e aquellos conceptos abstractos que nos permiten unificarlos y distinguirlos. Planteamiento que estaría más cerca de las posturas empiristas que de las racionalistas e idealistas.


Este modelo de resolución de examen ha sido elaborado por el Colegio Tomás de Aquino de Sevilla.

Vocabulario Filosófico de Platón

VOCABULARIO FILOSÓFICO

PLATÓN


1.- Justicia: término platónico fundamental en sus sistemas políticos y metafísicos que adquiere un doble significado. En primer lugar, la justicia como virtud cardinal presente tanto en el individuo como en el Estado y que en ambos casos se entiende como armonía o equilibrio funcional ya sea de las virtudes individuales así como de las diversas clases que forman el Estado. En segundo lugar, la justicia también la entenderá como una idea o ente real que por participación o imitación es responsable de las cosas justas.


2.- Imágenes = sombras proyectadas: término platónico de doble naturaleza: por un lado, designan la realidad sensible más aparente y por otro, el tipo de conocimiento igualmente aparente y falso que el hombre disfrutaría al centrar su atención en dichas imágenes y sombras como lo único real.


3.- Cosas supremas = Cosas cognoscibles: expresión platónica de naturaleza metafísica con las que el autor hace referencia a aquellas entidades que constituyen el mundo inteligible y que se consideran no sólo como auténticas realidades como “causa sui” de las múltiples realidades sensibles y fuente al mismo tiempo del conocimiento verdadero.


4.- Estudio Supremo = Facultad dialéctica = Ciencia dialéctica = Inteligencia: expresión platónica de naturaleza epistemológica tradicionalmente asociada al término dialéctica o ciencia dialéctica (si piden las definiciones de las dos últimas esta aclaración inicial se omite). Ciencia sólo al alcance de algunos, los filósofos, que proporciona el auténtico conocimiento de lo real y que consiste en la aprehensión de las ideas o formas del mundo inteligible por medio de la actividad de la inteligencia o del “Nous”.


5.- Principios: término platónico que debe ser entendido como la esencia o “causa sui” del conocimiento real y verdadero así como de la existencia de lo material-sensible y que dentro del planteamiento metafísico platónico está identificado con las ideas o formas, pero que en el texto pudiera ser entendido bajo otro significado. Por tales principios se entienden aquel conocimiento verdadero de la realidad a la que las distintas disciplinas matemáticas llegan deductivamente por medio de un sistema axiomático que parte de supuestos considerados como verdaderos. Así funcionaría la aritmética o la geometría. Pero por otro lado, en contraposición con la Dialéctica, son estos principios (las ideas o formas de la realidad sensible) las que se consideran como el punto de partida de un procedimiento cognoscitivo que tiene como fin aumentar nuestro conocimiento sobre las “realidades sensibles-materiales” y que en ningún momento, a diferencia de las matemáticas, deben considerarse como supuestos.


6.- Idea del Bien = Bien: expresión platónica fundamental que tiene como fin no sólo justificar su visión dualista de la realidad y la veracidad del conocimiento obtenido por la inteligencia, sino también y principalmente fundamentar la sabiduría sólo alcanzable al filósofo que convertido en rey o “guardián perfecto” (arconte) garantizaría la justicia y bien común en el Estado.


7.-Cosas justas y bellas = Cosas rectas y bellas: expresión platónica de naturaleza metafísica con la que el autor hace referencia a aquellos objetos sensibles que de modo limitado participan o imitan la justicia y la belleza ideal.


8.- Ideas = “Lo que es” = esencias = Principio del todo: término clave en el dualismo metafísico platónico con el que se identifica aquel conjunto de realidades (ideas o formas) de naturaleza inteligible que son “causa sui” de lo sensible y material por medio de una relación de analogía entre ellos y que el mismo tiempo es fundamento del auténtico y verdadero conocimiento.

9.- Creencia: término platónico de naturaleza epistemológica contextualizada dentro de la alegoría o símil de la línea donde el autor expone metafóricamente los modos y fases del conocimiento humano entendiéndolo como un proceso de naturaleza ascendente que llevaría al elegido, el filósofo, a la contemplación de la realidad. La creencia entendida como el segundo peldaño de dicho proceso y siendo un modo de conocimiento sensible o “Dòxa” es identificado por Platón con el término “Pistis”, con el que se refiere a las explicaciones plausibles que tienen como objeto de conocimiento objetos físicos.

10.- “Artes”: término cuyo significado se sale un poco del habitual al ser usado por Platón como el necesario para identificar aquel conjunto de disciplinas y materias que necesitan para su desarrollo un conjunto de técnicas y reglas tales como las matemáticas.

11.- “Los mejores del Estado”: expresión platónica de naturaleza política con la que se hace referencia a aquellos guardianes auxiliares que debido a la presencia en ellos de determinadas aptitudes (amor a la patria, inteligencia y perseverancia en el estudio) son escogidos para ser educados para ser los guardianes perfectos o reyes-filósofos que, siendo los mejores por su sabiduría, garantizarán la justicia en el Estado.

12.- Pensamiento Discursivo: término platónico de naturaleza epistemológica contextualizada dentro de la alegoría o símil de la línea donde el autor expone metafóricamente los modos y fases del conocimiento humano entendiéndolo como un proceso de naturaleza ascendente que llevaría al elegido, el filósofo, a la contemplación de la realidad. Concretamente, con el pensamiento discursivo, Platón hace referencia a las matemáticas o “Dianoia”, entendida como aquella disciplina que nos proporciona un conocimiento preparatorio y propedéutico para facilitar al individuo un mejor y más fácil acceso a las auténticas realidades (las ideas o formas) por medio del conocimiento de las realidades matemáticas a las cuales se llegan como principios partiendo desde supuestos por medio de un proceso de naturaleza deductiva.


13.- Estado: término que en el planteamiento político platónico hace referencia a la organización social a la que el hombre tiende por naturaleza y que queda estructurado en tres clases sociales cerrados: guardianes perfectos, “arcontes” o reyes-filósofos, guardianes auxiliares y clase productora. Esta estructuración garantizaría no sólo la autosuficiencia del individuo sino también la consecución del bien común o felicidad por parte de él.


14.- Sentidos: término platónico de naturaleza epistemológica contextualizada dentro de la alegoría o símil de la línea donde el autor expone metafóricamente los modos y fases del conocimiento humano entendiéndolo como un proceso de naturaleza ascendente que llevaría al elegido, el filósofo, a la contemplación de la realidad. Por sentidos debemos entender el modo de conocimiento sensible que el hombre debe superar para llegar y ascender al conocimiento de la auténtica realidad. Aquel será entendido por Platón de forma muy tradicional como “Dòxa”, en la cual habría que incluir tanto el conocimiento proporcionado por las conjeturas (“Eikasìa”) así como por las creencias o explicaciones plausibles (“Pistis”).

15.- Guardián: término platónico político con el que se designa, de forma genérica, aquella clase social dentro de la estructuración utópica de la República, que nos identifica a la clase de los guardianes auxiliares de las cuales saldrían por medio de un largo proceso educativo altamente teórico aquellos guardianes perfectos (filósofos) destinados a gobernar y garantizar con su sabiduría (aprehensión de lo real) la justicia en el Estado y con ella, la consecución de la felicidad y el bien común para todos los cuidadanos.

16.- Opiniones = Creencias = Opiniones: término platónico de naturaleza epistemológica contextualizada dentro de la alegoría o símil de la línea donde el autor expone metafóricamente los modos y fases del conocimiento humano entendiéndolo como un proceso de naturaleza ascendente que llevaría al elegido, el filósofo, a la contemplación de la realidad. La opinión, entendida como el primer peldaño en dicho proceso y siendo un modo de conocimiento sensible o “Dòxa”, es identificado por Platón por la “Eikasía”, con el que se refiere a las opiniones o conjeturas que tienen como objeto de conocimiento imágenes o sombras.


17.- Educación = Camino del alma: término fundamental en el sistema político platónico y relacionado con los planteamientos epistemológicos y metafísicos. Designa aquel proceso de naturaleza gnoseológica y altamente teórica en el que participarán aquellos guardianes auxiliares que destacando por sus aptitudes (amor a la patria, inteligencia y perseverancia en el estudio) serán preparados como futuros gobernantes o “guardianes perfectos” para que su sabiduría garantizasen la justicia del Estado. Proceso que guarda relación con la salida y ascenso del alma del mundo sensible y del sentido común (“Dòxa”) hacia el mundo inteligible, por medio de la inteligencia hasta llegar a la sabiduría alcanzable por medio de la aprehensión de lo real, de las ideas o formas de lo sensible-material. Una sabiduría que sólo llegaría por medio del conocimiento y práctica de disciplinas tales como la matemática, astronomía, música, dialéctica, filosofía y Bellas Artes, que sólo están al alcanza de unos pocos; los filósofos.


18.- “Vástago del Bien”= Sol: expresión platónica con la que el autor hace referencia de forma metafórica a la idea del Bien como causa del obrar con prudencia y sabiduría y siendo esta idea al igual que el sol (su vástago) la responsable de la claridad con la que las auténticas realidades se nos presentan y garantizando en último lugar, por tanto, la veracidad de nuestro conocimiento sobre lo real. Una expresión que es tratada de forma muy explícita por el autor en el libro VI y en el libro VII en la República.

19.- Sombras proyectadas: término platónico de naturaleza epistemológica-ontológica contextualizada dentro de la alegoría o símil de la línea donde el autor expone metafóricamente los modos y fases del conocimiento humano entendiéndolo como un proceso de naturaleza ascendente que llevaría al elegido, el filósofo, a la contemplación de la realidad. Estas sombras proyectadas en la pared de la caverna hace referencia al tipo de realidad a la que los hombres están encadenados como consecuencia de una falsa interpretación de la realidad que les lleva a considerar por verdadero lo que es falso, considerando tales sombras como auténticas y únicas realidades.


20.- Bello y Bueno en sí: expresión platónica de naturaleza metafísica con la que el autor hace referencia a aquellas entidades reales, ideas o formas que son “causa sui” de la belleza y bondad parcial y limitadas de las realidades sensibles.


21.- Análogamente: término platónico clave en su sistema metafísico que sirve para solucionar el clásico problema metafísico de aquel momento: justificar la relación entre la unidad, representada por sus ideas y la multiplicidad representada por su mundo sensible.


22.- Cadenas: término usado por Platón en el contexto de su famosa interpretación alegórica de la realidad conocida con el nombre del mito de la caverna y con el cual el autor pretende hacer referencia a la ignorancia que sufren los habitantes de esa caverna (los seres humanos) a los cuales se les fuerza a creer que aquellas sombras e imágenes que ven proyectadas en la pared de la caverna no sólo son reales sino que igualmente son las únicas realidades. Tal ignorancia, que procede de una incorrecta interpretación de la realidad, les llevará a dar por verdadero aquel conocimiento que es falso (el sentido común, los sentidos, el conocimiento sensible o “Dòxa”) y a actuar condicionados en la búsqueda de una felicidad inauténtica basada en el sólo disfrute de los material-sensible-corporal.

23.- Ámbito inteligible y visible = Especies sensibles/inteligibles: expresión platónica que adquiere su significado en el contexto de la famosa teoría platónica de las ideas en virtud de la cual se nos proporciona una visión dualista sobre la realidad con la existencia de dos mundos: uno real, no sensible e inteligible y otro no real de naturaleza sensible.


24.- Morada-prisión: expresión platónica de naturaleza metafísica fundamental para su famosa interpretación de la realidad conocida como el mito de la caverna en la que se nos muestra su dualismo ontológico patente en su teoría de las ideas. Por tal morada, debe entenderse la realidad sensible en la que el alma se encuentra encarcelada por los apetitos corporales que nublan el conocimiento haciéndonos creer que lo conocido por el sentido común (“Dòxa”) es lo único y auténticamente real. Situación sólo solucionable por medio de la educación del alma que le permite ascender a lo inteligible y real: las ideas o formas.


25.- Verdad: término de naturaleza epistemológica y metafísica con el que Platón hace referencia a la cualidad deseable de nuestro conocimiento y que sólo se encuentra en la contemplación y aprehensión de las auténticas realidades, y dentro de ellas, aquella que se considera como el origen y causa de la prudencia y la sabiduría: la inteligencia del bien.


26.- Ciencia: término con el que Platón a través de su alegoría o símil de la línea identifica aquel modo de conocimiento de naturaleza intelectual (“epistème”) que llevaría al elegido (filósofo) al conocimiento supremo, pasando desde la matemática o pensamiento discursivo (“dianota”) hasta llegar a la “Noesis” o ciencia dialéctica.

27.- Sabiduría = Inteligencia del Bien: término clave en el planteamiento político platónico que hace referencia al pilar fundamental que garantizaría el correcto, justo y armónico funcionamiento del Estado y que consiste en el conocimiento verdadero y real que posee el guardián perfecto o “rey-filósofo” en virtud de la aprenhensión de lo real que realiza éste por medio de la inteligencia, y al que llega por medio de un proceso y camino de naturaleza ascendente representado alegóricamente en la República por la salida del protagonista del mito fuera de la caverna y que indudablemente hace referencia al mismo proceso educativo. Tal sabiduría residiría, en este sentido, en el conocimiento del Bien.

28.- Claridad / oscuridad: pareja de términos que Platón utiliza para hacer referencia a aquellos dos mundos a los que se refiere en el mito de la caverna y que al mismo tiempo justifican dos modos de conocimiento distintos: un conocimiento falso, anclado en la oscuridad y apariencia del mundo sensible y una claridad sólo percibida intelectualmente al ascender al mundo inteligible.

Este vocabulario ha sido elaborado en el Colegio Tomás de Aquino de Sevilla

Comparación y actualidad de Platón

COMPARACIÓN
PLATÓN – ARISTÓTELES

Aristóteles a pesar de ser el discípulo más aventajado de Platón mantuvo notables diferencias con su maestro en relación a la cuestión del ser como muestra gráficamente la famosa pintura de Rafael “La Academia.”. La auténtica realidad es para Platón el mundo de las ideas. El mundo sensible, de las cosas materiales, es mera apariencia, sólo posee realidad en tanto que participa del mundo inteligible imitándolo.
Por el contrario, para Aristóteles lo único real son los entes (cosas de éste mundo). Niega que sea necesaria la existencia de otro mundo donde resida lo real. Las esencias de las cosas no son trascendentes, sino inmanentes. Es decir, la esencia de las cosas, lo que hace que las cosas sean lo que son, no está fuera de ellas en otro mundo (trascendencia), sino en las cosas mismas (inmanencia), en su interior.
Aristóteles afirma en la teoría conocida como Hilemorfismo que los entes del mundo son un compuesto (synolon) de materia (hylé) y forma (morphé). La materia es de lo que está hecho el ente y la forma lo que lo configura y distingue de los demás entes.
Distingue Aristóteles dos materias: la prima que es indeterminada, caótica, sin forma; y la segunda, una materia unida ya a una forma, y, por tanto, cognoscible.
Del mismo modo diferencia también dos formas: la forma sustancial y la accidental. La forma accidental es lo que se dice, lo que se predica de un ente pero que no es esencial en él. La forma sustancial (ousia), la sustancia o esencia, es aquello que hace que una cosa sea lo que es, y lo distingue de cualquier otra cosa.
Es en la esencia o sustancia donde reside el auténtico ser de las cosas, y no como pensaba Platón en un ente ideal trascendente.

En el ámbito del conocimiento las diferencias entre los dos filósofos griegos también son significativas. Para Platón el verdadero conocimiento (episteme) consistía en la contemplación directa de las formas universales, las ideas. La única forma de acceder a ellas es a través de la razón. Por su parte los sentidos sólo pueden mostrarnos las cosas del mundo sensible, por tanto, jamás obtendremos de ellos conocimiento sino, lo que Platón llamó opinión (doxa). Los sentidos no sólo no aportan nada al conocimiento, sino que lo obstaculizan atándonos a lo sensible y dificultando la liberación del alma.
Aristóteles coincide con Platón en considerar que el conocimiento es conocimiento de los universales. Sin embargo, para él, el conocimiento empieza por las cosas materiales y particulares de este mundo que son captadas por los sentidos.
Todo conocimiento arranca de la percepción sensible. Las múltiples y particulares sensaciones procedentes de los sentidos dejan una imagen particular en la memoria. La repetición de sensaciones posibilitará la experiencia. Sin embargo, la experiencia no rebasa el ámbito de lo particular.
Para alcanzar el verdadero conocimiento, el de los universales, tienen que entrar en juego dos capacidades de la mete humana: el entendimiento agente y el entendimiento paciente. En primer lugar, el entendimiento agente intervendrá sobre las imágenes de la memoria llevando a cabo un proceso de abstracción en el que irá despojando a éstas de toda su particularidad hasta que sólo quede la esencia, el concepto, lo universal. Finalmente, el entendimiento paciente será el encargado de que podamos conocer esos universales y trabajar con ellos.
En definitiva, el conocimiento es conocimiento de los universales pero su consecución empieza necesariamente con las sensaciones que nos transmiten nuestros sentidos.

ACTUALIDAD

Sin duda Platón es el más influyente de los filósofos de la historia. Su influjo no se limita al ámbito de la Filosofía sino que se extiende a todos los aspectos de la cultura occidental.

- Hoy en día el dualismo ontológico que defendía no tiene sentido, nadie duda de nuestro mundo material. Sin embargo, la reflexión sobre la distinción entre realidad y apariencia que surge de su pensamiento tiene máxima actualidad. Hoy inmersos en el mundo de la comunicación y de la información (cine, televisión, prensa, internet…) necesitamos más que nunca la capacidad crítica que se desprende de su obra para no dejarnos llevar por primeras impresiones, ni asumir, sin más, aquello que se nos presenta como real. La publicidad nos muestra insistentemente como real un mundo en que sus sugerencias aparecen como auténticas necesidades. Los medios de comunicación al servicio de unos intereses económicos y políticos no dudan en mostrarnos la realidad desde la perspectiva que les beneficia. Internet está lleno de posibles trampas para incautos… etc. Debemos mantenernos alerta, y ser capaces por nosotros mismos, de ver más allá de la realidad que se nos presenta, no nos pase como aquellos hombres encadenados en el fondo de la caverna.


- Por otra parte, el dualismo antropológico (alma-cuerpo) expresado por Platón y retomado por el cristianismo sigue siendo una creencia mayoritaria en nuestra sociedad. Así como la idea platónico-cristiana de la existencia de un mundo mejor al que debe dirigirse nuestra alma.


- Platón escribió la República desde la convicción de la necesidad de una radical reforma política y la preocupación por el funcionamiento de las instituciones públicas. Esta preocupación se mantiene viva hoy en día, no hace falta más que ojear los tristemente habituales, titulares de los periódicos destapando escándalos de corrupción política.

Contexto Histórico-filosófico de Platón

PLATÓN

Contexto Histórico-Cultural-Filosófico


Histórico: A Platón le toca vivir una época de crisis política. La guerra del Peloponeso enfrentó, durante 30 años, a las dos ciudades más poderosas de Grecia: Atenas y Esparta, representantes de dos modelos políticos diferentes. La democracia ateniense frente a la aristocracia totalitaria espartana. La derrota de Atenas supuso el ascenso al poder del régimen oligárquico de los Treinta Tiranos impuestos por los vencedores. Tiempo después una revuelta restaura la democracia. Sin embargo, para Platón este gobierno fue incluso peor que el anterior. Entre las torpezas que cometió está la condena a muerte de Sócrates. Este episodio convenció definitivamente a Platón de la necesidad de una reforma de la organización política, a la que dedicó gran parte de su esfuerzo intelectual.

Cultural: En lo cultural Platón vive en el momento de mayor esplendor del clasicismo griego. Destacan en literatura los dramas de Sófocles y Eurípides, y las comedias de Aristófanes. También comienzan los estudios históricos con Heródoto y Tucídides. Por otra parte, las artes plásticas y la arquitectura cívico-religiosa viven un florecimiento espectacular.

Filosófico: Platón fue discípulo de Sócrates que se convierte en su mayor influencia. De éste heredó Platón su apuesta por la objetividad de los valores y la verdad, frente al relativismo y escepticismo de los sofistas que se extendía tanto al ámbito del conocimiento como al moral. El intelectualismo también lo debe a Sócrates, concordando con él en que el conocimiento es la vía adecuada para actuar bien y alcanzar la felicidad. Platón tuvo conocimiento, asimismo, de la obra de los primeros filósofos. Rechazó la preocupación de los “Físicos” por la Naturaleza, así como, el mecanicismo de los atomistas. En su defensa de la inmortalidad y reencarnación del alma se percibe la influencia del pitagorismo, al igual que en el papel fundamental que concede, tanto para el Conocimiento, como para la Educación a las Matemáticas. Su concepto de Demiurgo es deudor de la idea de Anaxágoras de una inteligencia ordenadora (nous). Además Platón pretendió cerrar, con su teoría de los dos mundos, la fractura que en el pensamiento griego había abierto la incompatibilidad y enfrentamiento de las posturas sobre el ser y la realidad expresadas por Parménides y Heráclito. Ambos mundos, el del devenir de Heráclito y el eterno e inmutable parmenídeo eran reales, ahora bien, el auténtico es el del eleata, el otro es mera copia.

Mito de la Caverna


Dibujo del Mito de la Caverna publicado en Atlas de Filosofía de Alianza Editorial