lunes, 18 de abril de 2011

Comparación de Ortega y Gasset

Hemos podido comprobar al estudiar a Ortega que su filosofía tiene mucho de intento de síntesis y superación de posiciones anteriores. Nos centraremos en estos momentos de síntesis para rastrear las relaciones de Ortega con otros autores tratados. Ortega pretende encontrar nuevas posiciones superadoras de las que ofrece la tradición en tres asuntos diferentes pero estrechamente relacionados:


En primer lugar, Ortega, con la aportación del Raciovitalismo, procura la superación de las posiciones que defienden Racionalismo y Vitalismo acerca de las fuentes legítimas del conocimiento.


- El Racionalismo afirma que el único vehículo válido para acceder al verdadero conocimiento es la razón. Ejemplo de esta posición es Descartes, para él, la razón, por sí sola, es capaz de alcanzar todo el conocimiento posible. Nada puede ocultarse a la razón. Esta concepción de la razón es la que Ortega llama “Razón Pura”. El Racionalismo ha creído que es posible llevar el análisis de la realidad hasta el límite último de un modo satisfactorio y con plenas garantías de validez, verdad y rigurosidad científica basándose únicamente en la razón. Y supone que la realidad entera es absolutamente penetrable por razón. La realidad y el pensamiento coinciden, si bien la razón es independiente de la experiencia. El racionalista considera a la razón como una facultad casi divina, capaz de revelarle la esencia última de las cosas, del universo. Por eso, para conocer sus leyes toma como ciencia ideal las matemáticas, modelo de ciencia formal racional (Recordemos a este respecto, como se podía leer en la puerta de la Academia platónica “no entre aquí nadie que no sepa matemáticas” o la obsesión de Descartes porque la filosofía imitase el exitoso método matemático).


- Como reacción a esta concepción de la razón aparece en la historia de la Filosofía el Vitalismo. Podemos considerar a Nietzsche su máximo representante y el más despiadado crítico de la “Razón Pura”. La razón ha sometido a la vida bajo sus conceptos, la ha amordazado, y despreciado desde los tiempos de Sócrates y Platón. La razón incapaz de atrapar la vida la ha sustituido por un mundo de conceptos ficticios. El Vitalismo propone como camino para encontrar la verdad la vuelta a la vida, a lo instintivo, a los sentidos, repudiando la razón.


- Ortega salva ambos conceptos: vida y razón. Postula una nueva aplicación de la razón, la razón al servicio de la vida. La razón debe explicar la vida, nunca sustituirla. La razón es el instrumento adecuado para esclarecer el sentido de la vida. Frente al Racionalismo Ortega coloca a la vida en un papel principal y a la razón como instrumento suyo, como una más de sus funciones. Pretende la sustitución de la Razón Pura por este nuevo tipo de razón que el propugna: la Razón Vital Frente al Vitalismo Ortega da un lugar a la razón, la considera un instrumento válido y con una función importante. La superación de estas posturas es el Raciovitalismo.


En segundo lugar, teniendo como fondo la cuestión de dónde reside la verdadera realidad, Ortega afronta la síntesis y superación de las posturas realista e idealista.


- El Realismo, representante clásico de él es Aristóteles, supone que la realidad estriba en los objetos. La realidad la componen los objetos independientemente del pensamiento.


- El Idealismo, que comienza con Kant y tiene su máxima expresión con Hegel, identifica realidad con conciencia. La realidad, incluso aquella que nos parece exterior, no es más que una experiencia interna.


- Para Ortega la realidad primera, la auténtica y verdadera realidad, a la que el llama "Realidad Radical” es la vida. Critica al Realismo su olvido del yo, el sujeto está tan pendiente de lo exterior que se ignora a sí mismo. Critica, también, al Idealismo por recluir el mundo dentro de la conciencia. Ortega defiende que la realidad está constituida por el yo y el mundo unidos, indisociables. Esta unión es la vida. La Realidad Radical es la vida. En ella se funda todo conocimiento y verdad.


Por último, la Doctrina del Punto de Vista o Perspectivismo es presentada por Ortega como una superación de las posiciones defendidas por Racionalismo dogmático y Relativismo sobre la naturaleza de la Verdad.


- El Racionalismo cree en la existencia de verdades trascendentes, eternas e inmutables. Estas verdades pueden ser captadas por el sujeto, pero el conocimiento de éstas exige un sujeto puro, es decir, transparente, que se deje traspasar por estas verdades sin aportar nada propio que pudiera deformarlas. El Racionalismo requiere un modelo de sujeto estático, inmutable, idéntico.


- El Relativismo por su parte niega la posibilidad de que lleguemos a alcanzar ninguna verdad. Cada sujeto es diferente y capta la verdad de forma distinta. Si existiera esa verdad trascendente, al recibirla, sería modificada por las peculiaridades de cada sujeto, creyendo cada cual que esas deformaciones individuales son la verdad. Es imposible la Verdad.


- El Perspectivismo de Ortega defiende que hay tantas verdades como puntos de vista. Cada vida es una perspectiva de la Verdad. Además no hay otra forma de acceder a la Verdad, éste es el carácter de la Verdad, ofrecerse en perspectiva. Critica al racionalismo su pretensión de imponer una perspectiva como la única verdadera, además de su estatismo. Critica al Relativismo la conclusión de que son incompatibles múltiples verdades. Para Ortega las distintas perspectivas no son contradictorias sino complementarias.

Actualidad de Ortega y Gasset

La filosofía de Ortega y Gasset permanece plenamente vigente, no sólo por su proximidad en el tiempo, sino también por los temas tratados. Valgan como ejemplo las siguientes cuestiones:


El tema de España es una de las preocupaciones fundamentales de Ortega. Él vinculaba el desarrollo de nuestro país con su vinculación a Europa. Desde la adhesión de España a la Comunidad Europea éste desarrollo se ha hecho realidad.


Ortega también se queja de la distancia entre la política de su época, oligárquica y caciquil, y la sociedad civil. Hoy en día la distancia entre políticos y los ciudadanos es igualmente palpable: bajos índices de vinculación a partidos políticos y sindicatos; baja participación en consultas electorales; y, sobre todo, el descrédito de la clase política.


El perspectivismo de Ortega nos puede ayudar para comprender y encarar problemas cotidianos de hoy en día como: la diversidad cultural y la supuesta guerra de civilizaciones. Las posturas etnocentristas, que defienden la superioridad de unas culturas sobre otras, carecen de sentido viéndolas desde la perspectiva de Ortega. Los puntos de vista dependen de las circunstancias y nadie puede acceder a toda la verdad, solo podemos alcanzar a ver una parte de esa realidad la que nos permiten nuestras circunstancias. Ninguna cultura o civilización puede por tanto arrogarse toda la verdad. Solo la unión de las verdades parciales nos conducirá a la verdad integral.

¿Video de Nietzsche?



La autenticidad de esta filmación (de 1 minuto y 17 segundos de duración) ha sido puesta en entredicho, pese al notable parecido del personaje filmado con el Nietszche de los últimos días de su vida. Vídeo publicado en You Tube.

Contexto Histórico-cultural-filosófico de Nietzsche

Contexto histórico-cultural

La vida de Nietzsche ocupa casi exactamente la segunda mitad del s. XIX (1844-1900). Es el siglo en que toman cuerpo las profundas transformaciones que se venían preparando desde el origen de la Modernidad: proceso de industrialización, revoluciones sociales incesantes, auge de los nacionalismos, etc. (Véase a este propósito lo que se dijo acerca del contexto histórico de Marx). Para entender bien a Nietzsche hay que insistir en que durante la segunda mitad del s. XIX ya se empiezan a percibir los límites del proyecto de la Ilustración. Lo sueños de una sociedad fraternal, guiada por los ideales de libertad e igualdad, y en constante progreso hacia mejor, se están desvaneciendo: los conflictos no cesan, aunque cambia su forma: ahora predomina la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado industrial y las disputas nacionales o imperialistas. Alemania se gesta en estos años como nación. El movimiento nacionalista cubre todo el s. XIX, suscita la mayoría de las guerras y es uno de los factores decisivos de cambio. La Revolución Francesa había proclamado la soberanía nacional y el "principio de nacionalidades", que se vio defraudado por el Congreso de Viena. Sin embargo, es la época en que buena parte de las colonias españolas en América obtienen su independencia; Italia (1861) y Alemania (1871) se unifican como nación, etc. El imperialismo, por otra parte, arroja como resultado la expansión colonialista de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y Japón (mientras desaparecen los imperios español y chino). Todos los Estados imperialistas proclaman su "alta misión" en el mundo "para edificar la obra civilizadora que Dios les propone" (Guillermo II de Alemania).


Contexto filosófico

Desde el punto de vista ideológico-político en el s. XIX se enfrentan varias tendencias contrapuestas (liberalismo, tradicionalismo, socialismo, anarquismo, nacionalismo,...); por otra parte, desde el punto de vista filosófico proliferan diversos "-ismos" (idealismo, romanticismo, positivismo, irracionalismo, marxismo, historicismo,...) que se suceden unos a otros por reacción. Contra los ideales racionales de la Ilustración, el romanticismo reivindica un nuevo concepto de razón: la filosofía de Hegel la concibe como un Espíritu Absoluto que dirige la marcha de la historia humana. El romanticismo va a cuestionar la confianza que la Ilustración había puesto en la razón y la ciencia. Los románticos exaltarán la naturaleza y el poder infinito de la subjetividad, del yo. Frente al concepto exaltaban la intuición y el sentimiento. Reivindicarán una libertad sin límites para el genio creador que no debe someterse a los moldes sociales que frenan su potencia creadora. Sienten una afinidad especial por lo misterioso, lo oscuro, lo extraño y salvaje, frente a la claridad, orden y transparencia a que aspiraba la Ilustración. Aunque Nietzsche no es un autor romántico, se detecta en su obra influencia del romanticismo.

Contra estas grandes teorías totalizadoras, el positivismo intenta atenerse a los hechos concretos inspirándose en las ciencias empíricas. Durante la segunda mitad del siglo -época de Nietzsche- el positivismo (Comte) pretendía presentarse como la única respuesta adecuada a los tiempos. Las ciencias de la naturaleza (sobre todo la física) estaban pasando una época de ingenua pedantería: muchos científicos creían que la ciencia era capaz de explicar no sólo las leyes de la naturaleza, sino también los misterios del ser humano. La ciencia es considerada como saber absoluto y único modelo de conocimiento.

Cansados de tanta racionalidad, aparecen corrientes irracionalistas que ponen de relieve las dimensiones humanas que se escapan a la lógica abstracta de las teorías puramente racionales.

El materialismo, que se nutre de la explosiva situación social de la época, cuestiona profundamente el papel mismo de la filosofía y promueve cambios sociales profundos.

Por otra parte, una serie de pensadores muy distintos entre sí suelen agruparse en lo que se ha denominado vitalismo. Todos ellos se oponen a los intentos del positivismo de explicar el mundo a partir de la mera racionalidad científica y ponen por delante la "vida". Bajo la denominación de "vitalismo" suele comprenderse un conjunto de filósofos cuya reflexión gira en torno al tema de de la vida, como F. Nietzsche, W. Dilthey, J. Ortega y Gasset y H. Bergson.

Para concluir, decir que la de Nietzsche es una filosofía en grado sumo polémica y crítica. Hasta el punto de que sólo se la comprende adecuadamente si se sabe contra quién arremete en cada caso. No en vano es considerada como una crítica de toda la tradición platónico-cristiana occidental, es decir, nuestra cultura. Por tanto, son muchos los "enemigos" contra los que arremete: Parménides, Sócrates, Platón, Kant, el cristianismo, el socialismo,...

Actualidad de Nietzsche

Ha pasado más de un siglo desde que Nietzsche diagnosticara el Nihilismo como la enfermedad de su época. Hoy en día los síntomas de esa enfermedad se han extendido al máximo. Nunca antes la creencia en Dios fue algo tan discutido. Hoy las creencias religiosas se relegan al ámbito personal, se consideran una cuestión subjetiva. El cristianismo ha perdido gran parte de su influencia ideológica. Hoy en día, acostumbrados a la diversidad de opiniones, el dogmatismo es imposible. En nuestra época casi “todo vale”.

Sin embargo, no hemos evolucionado hacia ese Superhombre que Nietzsche esperaba. Hemos sustituido los valores ficticios del platonismo y el cristianismo por otros, igualmente falsos. Hoy nuestros valores, aunque puedan parecer cercanos al vitalismo que Nietzsche defendía (culto al cuerpo, disfrute de la vida, sexo, poder, juventud, etc.…), no son más que una imposición del mercado que inventa necesidades y valores para guiarnos al consumo. Nietzsche aspiraba a que el hombre viviera la vida asumiendo tanto el placer como el dolor que conllevara, y no esta versión light y edulcorada que nos transmiten los anuncios, que son los pulpitos ideológicos de nuestro tiempo.

sábado, 16 de abril de 2011

Teoría del Conocimiento de Ortega y Gasset

RACIOVITALISMO


El Raciovitalismo es la teoría del conocimiento de Ortega. Para abordar la cuestión epistemológica Ortega acude a la tradición filosófica de la que extrae dos posiciones contrapuestas: Racionalismo (Culturalismo) frente a Vitalismo.

Desde Sócrates y Platón la filosofía apostó por la razón como fuente exclusiva de todo conocimiento. La tradición filosófica siguió esos pasos: Descartes, Kant, etc. La vida no es tenida en cuenta, es suplantada por la razón. La razón nos puede llevar por si sola a todo el conocimiento, no se necesita acudir a la vida. Esta, también, será explicada por la razón.

Por otra parte, los movimientos vitalistas del siglo XIX y XX (Nietzsche, Bergson) afirman, al contrario que los racionalistas, que la única instancia a la que tenemos que recurrir para conocer la realidad es la vida. El vitalismo suele conducir a posturas irracionalistas que niegan la utilidad de la razón para alcanzar el conocimiento.

Ortega se muestra contrario a estos dos movimientos. Rechaza el racionalismo preguntándose: ¿puede la razón pura bastarse a si misma? ¿Puede sustituir al resto de la vida que es irracional? Su respuesta es no. Tampoco concuerda con el vitalismo irracionalista: ¿se puede prescindir completamente de la razón?

Ortega propone la superación y disolución del racionalismo y del vitalismo a través de una síntesis: el Raciovitalismo. Esta es una teoría del conocimiento que tiene como punto de partida la vida. Pero que pretende interrelacionar la razón con sus raíces vitales irracionales. Ortega toma como ejemplo una isla, que representaría a la razón, sosteniéndose sobre un mar que representa lo vital, lo irracional. La razón surge desde lo irracional. El Raciovitalismo pone la razón al servicio de la vida. La razón no puede suplantar a la vida. La razón tiene que estar en contacto con la realidad (la vida). La razón tiene que ser una sola cosa con el vivir. Esta razón es la que Ortega llama razón Vital frente a la razón suplantadora de la vida que defendía el racionalismo, a la que Ortega denomina razón Pura.

La vida es la Realidad Radical, (la realidad raíz, la realidad más profunda, el origen) dentro de la cual se encuentran todas las demás realidades, entre ellas la razón. Sin embargo, podemos encontrar distintas concepciones de la Realidad al acudir a la Historia de la filosofía. ¿Dónde buscar la Realidad Radical?

Para Ortega la realidad no esta: En las cosas independientemente de mi pensar. Como pretendería el Realismo. El realismo es una actitud que supone que lo que hay son las cosas y estas tienen ser en si. (Realismo ingenuo). Ni en la conciencia como afirmaría el Idealismo. Ortega critica ambas teorías por considerarlas incompletas. En el Realismo el yo que percibe y piensa pone tanta atención en las cosas que se olvida, no se da cuenta de si mismo, de su papel en la realidad. El idealismo se concentra en el sujeto que piensa y la realidad queda reducida a experiencia interior. El yo se traga el mundo. Ambas posturas se equivocan por considerar que una parte de lo que hay (cosas/mundo) es la única que existe.

Para Ortega no hay el mundo o el yo, lo que hay es el yo con el mundo. No puedo hablar de las cosas sin el yo, pero tampoco de un yo sin las cosas. Ni el mundo solo, ni el yo solo. La realidad radical, la vida es el Mundo y yo. Vida es ser uno con el mundo. (Cuando Ortega habla de vida se refiere a la vida particular de cada uno). Yo soy yo y mi mundo. Yo soy yo y mis circunstancias, donde circunstancias quiere decir el horizonte de las cosas con las que interactúo (desde las pequeñas cosas materiales a las personas, instituciones, costumbres, momento histórico). En esto consiste la vida: un continuo intercambio entre el yo y la circunstancia, un intercambio dirigido por la razón, la razón vital, claro.



DOCTRINA DEL PUNTO DE VISTA O PERSPECTIVISMO


Analiza Ortega con esta doctrina la cuestión de la Verdad. A lo largo de la Historia de la filosofía dos posturas han destacado a este respecto:

El racionalismo dogmático defiende la existencia de una verdad absoluta independiente de los distintos pareceres y opiniones individuales. Autores que representan esta posición son, por ejemplo, Sócrates, Platón, Descartes, etc.

El Relativismo no cree en la Verdad absoluta. Solo hay opiniones particulares diferentes, ninguna de ellas verdadera.

Ortega pretende superar estas teorías contradictorias realizando una síntesis de ambas: el Perspectivismo. Afirma en primer lugar que existe la Verdad. Al afirmar esto se esta posicionando del lado del racionalismo. Pero aclara, en segundo lugar, esa Verdad solo puede captarse individualmente, coincidiendo así con el Relativismo.

La Verdad existe independientemente de los hombres, pero solo se muestra en perspectiva. Cada hombre, cada pueblo, cada época tiene una perspectiva distinta de la verdad porque la observa desde un punto de vista (perspectiva) único, propio, individual. Por tanto, no existe el punto de vista perfecto, no hay una única verdad como pensaban los racionalistas. Lo que hay son distintas perspectivas. La única perspectiva falsa es la que quiere imponerse como la única. Pero que haya muchos puntos de vista no quiere decir que no exista la verdad como aseguraban los relativistas. Ocurre como en un paisaje: lo vemos según el lugar en que nos situemos para contemplarlo. Nadie puede captar el paisaje completo. Cada uno contempla la realidad que le ha tocado vivir. Cada perspectiva es verdadera, autentica, única, intransferible, insustituible. Las distintas perspectivas no son contradictorias, sino complementarias.

Según esta afirmación seria posible reunir la Verdad completa uniendo todas las perspectivas: las presentes, las pasadas y las futuras. Solo Dios que es eterno y esta en todas partes puede aglutinar todas las perspectivas. Pero Dios no conoce la verdad completa porque tenga un punto de vista privilegiado desde donde vea toda la verdad, sino porque reúne todas las perspectivas particulares. Ve la verdad a través de las distintas vidas individuales. Cada vida es una perspectiva.

La Verdad que es independiente de los hombres y la historia adquiere, al ser contemplada desde infinitas perspectivas, un carácter vital e histórico.

Como consecuencia de este nuevo planteamiento de la verdad Ortega considera necesaria una reforma radical de la Filosofía. Ya no valen las filosofías que pretenden haber encontrado toda la verdad. Las pretensiones de validez absoluta y universal son imposibles. La nueva filosofía deberá reconocer su carácter individual, vital e histórico. Cada filosofía debe entenderse como una perspectiva que debe articularse con las otras. Reconociendo sus vínculos con las pasadas y estando abierta para relacionarse con las futuras.




Aclaración sobre el tema de la Historia


La vida, para el hombre, va más allá de lo biológico y enlaza con la historia. Cada generación recibe una herencia de sus predecesores formada por una serie de creencias e ideas. El partir de cero es imposible, somos seres históricos. Razón, vida e historia son inseparables: mi vida esta vinculada a la circunstancia y la circunstancia es histórica. La razón (vital) que me ayuda a hacer mi proyecto de vida, es a la vez, razón histórica, porque la vida es temporeidad. El hombre según Ortega no tiene naturaleza, no tiene esencia, lo que tiene es historia, el hombre es pasar, pasarle cosas.

Contexto Histórico-cultural-filosófico de Ortega y Gasset


La filosofía orteguiana se sitúa en un período de vital importancia en la reciente historia de nuestro país: la Restauración borbónica (1874-1923), iniciada en la persona del rey Alfonso XII; la dictadura del general Primo de Rivera desde 1923, con la alternancia formal entre el partido conservador y el liberal; la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931 y la caída de la República, la Guerra Civil (1936-1939) y los primeros años de la dictadura del general Franco. En esta época España está muy atrasada con mucho peso del sector agrario y una gran diferencia entre la nobleza latifundista y una gran masa de jornaleros junto a una incipiente burguesía. Fuera de España destaca el incipiente capitalismo en Europa y EEUU lo que provocará enfrentamientos entre la clase obrera y la capitalista. A principios de siglo La Primera Guerra Mundial que concluirá en el Tratado de Versalles acabara con potencias como Prusia, Austria-Hungría y causará la revolución bolchevique dirigida por Lenin en Rusia y la creación de la III Internacional. En el periodo de entreguerras surgen los partidos socialistas y comunistas y en países como Alemania, Italia y la propia España suben al poder partidos fascistas. En EEUU habrá una fuerte crisis económica en 1929 que terminará con la intervención del estado en economía (New Deal). Tras la Segunda Guerra Mundial y sus barbaries el mundo quedará dividido en el bloque capitalista liderado por EEUU y el comunista liderado por la URSS. En esta época destaca el florecimiento de una serie de generaciones de pensadores y literatos como la generación del 98, con Unamuno y A. Machado a la cabeza, la de 1914 (novecentismo) con autores como Pérez de Ayala, Gómez de la Serna,…, con el propio Ortega, y la del 27, desde F. García Lorca hasta R. Alberti; músicos como Manuel de Falla o Albéniz y artistas del nivel de Picasso, Dalí o Miró. En la época que le tocó vivir al autor madrileño destacan corrientes filosóficas tales como el idealismo, neokantismo, existencialismo, vitalismo, historicismo,…. otras corrientes que se caracterizan por su interés por la ciencia como el positivismo o el estructuralismo y otras que se centran en la crítica social y de las ideologías como el marxismo o el psicoanálisis. Ortega está especialmente influenciado por una serie de corrientes filosóficas que tienen como ejes fundamentales: la historicidad, la vida y la irreductibilidad del ser humano. Así nos encontramos con: la fenomenología y el existencialismo que partiendo del viejo método fenomenológico intentará hacer su propio análisis de la existencia humana; el vitalismo, que se centra en la explicación del concepto de vida en el doble sentido de biográfico y vivencial y, finalmente, resulta fundamental la influencia del historicismo tanto en Dilthey como en Ortega. José Ortega y Gasset nació en Madrid 1883 y murió en 1955. Ensayista, escritor y pensador también colaboró en diversas publicaciones y también intervino como teórico en política defendiendo la república. Después de la Guerra Civil tuvo que exiliarse a Francia, Argentina y Portugal. Su obra se divide en tres períodos: El objetivista en el que Ortega tratará de superar el error del objetivismo antihumanista que ira sustituyendo por la idea de vida. El perspectivista en el que el ser humano aprehende las cosas, el mundo, situado en un lugar determinado desde cuya perspectiva descubre variedad de facetas que nos presentan las cosas y donde la realidad no puede ser contemplada, sino desde un punto de vista, la circunstancia, que cada cual ocupa en el universo. Por último, el raciovitalista en el que la tesis fundamental es que «la vida es la realidad radical». Dentro de la vida, como realidad radical, se encuentra la razón, cuya dimensión principal es la historicidad. Ahora bien, desde este punto de vista no podemos cometer el error ni del racionalismo ni del idealismo. La razón orteguiana que se convierte en el constitutivo esencial del hombre es al mismo tiempo vital e histórica, tal y como nos dice el texto.

sábado, 2 de abril de 2011

Comparación y actualidad de Kant

Voy a realizar la comparación entre el formalismo ético de Kant y el emotivismo ético de Hume, porque aunque se trata de pensadores ilustrados, las diferencias entre ambos son notables, como trataré de exponer. El empirismo de Hume lo llevó a pensar que no era la razón el fundamento de la moral, como hasta ese momento habían dado por hecho la mayoría de los filósofos. Según Hume nuestra capacidad racional no nos puede indicar lo bueno y lo malo; según este filósofo el fundamento de la moral se encuentra en los sentimientos. Los juicios morales tienen su origen en las reacciones que nos provocan determinadas situaciones. La teoría de Kant se opone fuertemente a la anterior. No niega por ello el hecho de que el ser humano es algo más que razón, que también está formado por sentimientos, deseos,… pero llega a la conclusión de que los grandes males de la humanidad se han originado por seguir los impulsos y los deseos, por no guiarnos por la razón estrictamente autónoma. La ética de Kant será profundamente racional, se fundamentará en juicios morales que prescinden de los sentimientos e inclinaciones (deseos). Según Kant el progreso del ser humano va a estar ligado exclusivamente al uso de la razón en nuestra manera de actuar.La ética de Hume se clasifica como material, mientras que la de Kant es formal. Las éticas materiales como, por ejemplo, pueden serlo la moral cristiana (ética material espiritual) o la ética hedonista (ética material materialista) se basan en proponer un fin supremo a conseguir, una finalidad, es decir, éstas tienen contenido. La ética formal kantiana es única y sin contenido. Lo que hace moral a una acción es la formal, el modo de realizar esa acción. Podemos decir que la ética de Hume es utilitarista, empírica y a posteriori; mientras que la de Kant es una ética de intenciones, racional y a priori. La ética de Hume presenta juicios particulares basados en la experiencia, al contrario que los juicios kantianos que son universales. Los imperativos de estas éticas que estamos contraponiendo son totalmente diferentes, ya que uno es hipotético (Hume) y otro es categórico, puesto que se hace lo que se debe hacer sin pensar en finalidad alguna. La ética de Hume presenta características de ser heterónoma, ya que la ley viene dada por algo exterior, en este caso, nos basamos en sentimientos y experiencias. La ética de Kant es plenamente autónoma, porque se necesita haber salido de la “minoría de edad” para marcarnos nuestros propios juicios morales, actuando siempre conforme nos dicta la razón. Las éticas materiales, como ya se ha dicho, buscan un fin supremo (en el caso de la ética de Hume la utilidad, el agrado) y nos dicen cómo actuar para conseguirlo. La ética de Kant en cambio se basa en el deber. Para éste no hay ningún objetivo supremo a conseguir, simplemente hemos de obrar por puro respeto al deber. La única acción moralmente válida es la que se hace por deber, nunca contraria al deber ni conforme al deber. Por último, Hume adopta una posición escéptica y agnóstica (ni niega ni afirma la existencia de Dios, pero sí que afirma que no hay posibilidad de conocerlo). Mantiene la posición de imposibilidad de conocer este supuesto ya que nuestro conocimiento está limitado por la experiencia. Kant concibe a Dios como postulado de la razón práctica, aunque al principio mantiene una posición agnóstica. Debemos entender por postulado algo que no se puede afirmar o demostrar pero se hace necesario creer en su existencia, ya que en ello se basa la ley moral. ACTUALIDAD: Pienso que a lo largo de la obra de Kant se tratan con claridad temas de gran importancia en la realidad, en la filosofía y en el general en todos los ámbitos de nuestra vida, ya que la nos habla del deber como una ley objetiva que debemos cumplir por puro respeto a la ley, sin dar cuenta a cuál sea nuestra voluntad; en muchas ocasiones debemos ser un poco más racionales e intentar cumplir la ley, aunque nuestros sentimientos y emociones nos digan lo contrario. Aunque creo que lo realmente bueno sería un equilibrio pleno entre nuestra parte racional y sentimental, sólo así lograríamos convivir en armonía y ser felices, también dando rienda suelta a nuestras emociones y sentimientos, que debemos dejar aflorar en su debido momento. Un tema de actualidad relacionado con la ética kantiana es el actual debate de la aceptación de la eutanasia en nuestra sociedad. Según Kant debemos actuar por deber sea cual sea nuestro sentimiento, nuestras ganas de morir, o las circunstancias trágicas que nos rodeen. En este caso, el deber consistiría en conservar la vida, porque según los imperativos categóricos deberíamos de actual según una ley que se tornara universal para todo el mundo; y si optamos por dejar de vivir, si todo el mundo tuviera la misma actuación, la vida se extinguiría. Aún así, el debate sigue vigente, puesto que hay muchos tipos de enfermedades y las circunstancias, a mi parecer, siempre se tienen que tener en cuenta.

Formalismo Moral en Kant

Kant distingue dos funciones en la razón: la razón pura o teórica que responde a la pregunta ¿cómo es posible conocer?; y la razón práctica que contesta a ¿cómo debemos actuar? Es decir, la razón pura se dedica a las cuestiones del conocimiento y la práctica a las cuestiones éticas.

Originalidad:

Si en el ámbito del conocimiento Kant fue innovador y supuso un vuelco de las concepciones de su época (Giro copernicano de Kant). En el ámbito de la ética (razón práctica) también aportará un planteamiento original y revolucionario respecto a las éticas de la tradición filosófica.

Características de las Éticas Materiales:

Kant propone una ética nueva, a la que llama ética formal, frente a todas las éticas que han existido hasta entonces a las que engloba bajo el nombre de éticas materiales. Kant señala en las éticas materiales dos aspectos que las definen: - Establecen un Bien Supremo que se convierte en criterio de conducta. La bondad o maldad de las acciones dependerá de ese Bien Supremo. Las acciones que nos acerquen al Bien Supremo serán calificadas como buenas y las que nos alejen serán malas. (Ejemplo: Dios en las morales Cristiana o Musulmana, el placer en el hedonismo, etc.) - Fijan preceptos materiales (tratan sobre asuntos concretos). Estas normas o preceptos están encaminados a lograr ese Bien Supremo. (Ejemplo: “No matarás” en la moral Cristiana, “bebe con moderación” en el epicureismo,etc.) En definitiva, Kant afirma que las éticas materiales son éticas con contenidos, es decir, nos dicen lo que hay que hacer en cada caso y establecen un Bien Supremo.

Crítica a las éticas materiales:

Kant considera que las éticas materiales no poseen las características necesarias para una ética válida universalmente. La crítica de Kant a las éticas materiales se centrará en los siguientes aspectos: 1. Son empíricas (a posteriori). Su contenido está extraído de la experiencia. (Ejemplo: ¿Por qué decidimos que el placer es bueno? Por experiencia. ¿Cómo sabemos que beber en exceso es malo? Porque lo hemos experimentado). Sin embargo, Kant sostiene que los juicios a posteriori son contingentes (pueden ser ciertos o no) y considera que las proposiciones éticas tienen que ser universales y necesarias, es decir, tienen que ser a priori. 2. Los preceptos de las éticas materiales son hipotéticos o condicionales. Es decir, los preceptos de estas éticas pueden transformarse siempre en una expresión condicional del tipo: Si… entonces…. (Ejemplo: “no bebas en exceso”= “Si no quieres tener resaca entonces no bebas en exceso”). No valen absolutamente sino que esconden, dentro de sí, una condición. Son medios para conseguir un fin. Kant critica esta característica porque concibe la ética como categórica, sus preceptos deben obligar necesaria y absolutamente, sin posibilidad de condiciones o excusas. 3. las éticas materiales son heterónomas. Los hombres reciben las normas de algo exterior a la propia razón. Una inclinación hacia algo exterior es lo que nos mueve a obrar. (Ejemplo: en el cristianismo es el deseo de imitar a Dios lo que nos mueve, para Platón la Idea de Bien, el placer para Epicuro, siempre algo exterior a nuestra razón). Kant quiere una ética racional, por tanto, una ética que se de el hombre a sí mismo desde su razón. Una ética autónoma. Ética Formal:

La ética de Kant pretende ser universal (válida para todos los hombres y épocas) y racional, por tanto: no puede ser a posteriori, sino a priori; no puede ser hipotética, sino categórica; no debe ser heterónoma sino autónoma. Una ética así debe ser Formal y no material. Lo que caracteriza a la ética formal es que es una ética sin contenido. No fija un Bien Supremo que deba ser perseguido, ni nos dice lo que debemos hacer en cada caso particular (no establece preceptos materiales). La ética formal no nos dice que cosas tenemos que hacer, sino como debemos actuar siempre, independientemente de la situación concreta. Nos da una única ley aplicable para todas las circunstancias.

Deber:

Un hombre actúa moralmente, dice Kant, cuando actúa por deber. Define el deber como la necesidad de una acción por respeto a la ley. Exclusivamente por respeto, no por otras causas: miedo, interés, etc… Con respecto a esta cuestión del deber, eje central de toda la ética kantiana, se detiene a considerar los tres tipos de acciones posibles relacionados con el deber. Las acciones contrarias al deber. Las acciones conforme al deber Las acciones por deber Respecto del primer tipo no cabe duda de su falta de moralidad. El problema está en distinguir las dos restantes. La única acción con valor moral es la realizada por deber. La acción conforme al deber no es moral. Son acciones distintas aunque el resultado de las dos sea el mismo: cumplir con la ley moral. Las acciones morales se reconocen no por el resultado de la acción, sino por el principio (motivo) que nos lleva a realizarlas. Sólo son acciones morales las que están motivadas por el puro respeto a la ley. Las acciones conforme al deber cumplen la ley pero su motivación no es el respeto sino otro: miedo, interés, etc… Ejemplo: Un tendero actúa contra el deber cuando pone a sus productos, a sabiendas, un precio excesivo. Actúa conforme al deber cuando establece un precio justo pero lo hace o bien por miedo a ser multado, o por el interés de no perder clientela. Actúa moralmente cuando pone el precio justo, exclusivamente, por el hecho de que es lo que dicta el deber. Imperativo Categórico:

La fórmula que expresa esta moral kantiana del deber es el denominado Imperativo Categórico. Dice así: “Obra sólo según una máxima (principio) tal que puedas querer, al mismo tiempo, que se torne ley universal”. Este imperativo vincula nuestras acciones particulares con las leyes universales. El imperativo viene a preguntarnos si podemos querer que los principios particulares, que nos mueven a actuar en cada caso, se conviertan en ley que regule la acción de todos los hombres. Si la respuesta es positiva es que esa acción es moral, si es negativa, es inmoral. (Ejemplo: yo deseo tener unas zapatillas de marca y como no puedo comprarlas las robo. Lo que el imperativo me preguntaría es si la máxima de mi voluntad, en este caso el hecho de tomar por la fuerza aquello que deseo, puedo querer que se convierta en ley universal, es decir, si puedo querer que tomar las cosas por la fuerza sea una norma que deba seguir todo el mundo. Si la respuesta es no sabré que es una acción inmoral.) Kant da otras dos formulaciones del imperativo categórico que son derivaciones del primero: “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”. “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio”. Postulados de la Razón Práctica:

Por último, trataremos la cuestión de los Postulados de la Razón Práctica. Una vez formulada, Kant está en disposición de afirmar que de su ética formal se postulan tres conclusiones fundamentales para la comprensión del hombre. Un postulado es una conclusión que se deduce a partir de unos principios pero que no se puede demostrar en la experiencia. Las deducciones a las que llega Kant a partir de su ética son las que siguen: - La Libertad del hombre. La exigencia moral de actuar por deber supone la Libertad. Si estuviéramos determinados a actuar siempre de un modo no podríamos escoger como actuar. Las acciones por tanto no tendrían ningún valor moral. El valor moral, el mérito se lo da a una acción el escogerla entre otras posibles (elegir actuar por deber en vez de hacerlo contra o conforme al deber). Sin Libertad no existe la moral - La Inmortalidad del Alma: La razón práctica nos ordena aspirar a la virtud, nos exige conseguir que nuestra voluntad coincida con la ley moral. Es decir, que lo que queremos hacer coincida con lo que debemos hacer. Kant afirma que esta tarea es muy complicada y que es imposible realizarla en una existencia limitada, sólo es posible en un proceso infinito, exige una duración ilimitada del alma. - La Existencia de Dios: En el mundo encontramos disconformidad entre el ser y el deber ser. Nunca son las cosas como deben ser. Pero el objetivo final de la ética es conseguir esa identidad entre ser y deber ser. Kant piensa que esa identidad debe ser posible (sino la ética sería un engaño, por imposible) y debe darse en alguien. La entidad en la que se da la identidad entre ser y deber no puede ser otro más que Dios. Los conceptos de Dios y alma habían sido rechazados en la Crítica de la Razón Pura como imposibles para la ciencia, como inabarcables por el conocimiento ya que no son experimentables. Ahora, desde la Razón práctica, son recuperados.

Contexto histórico, sociocultural y filosófico de Immanuel Kant

Immnauel Kant vivió en el siglo XVIII, coincidiendo con la independencia de Estados Unidos, la Revolución francesa en 1789 con la ocupación de la Bastilla, y los inicios de la Revolución Industrial. Estos cambios estuvieron vinculados a la consolidación del capitalismo y al ascenso social y político de la burguesía, quien impuso un nuevo modelo cultural: la Ilustración. Kant la describe como aquella actitud mental por la que el hombre se decide a salir de su «minoría de edad [...] utilizando su razón sin ayuda de otro». En este siglo denominado El siglo de las luces se pretende desenterrar al hombre del oscurantismo en que viven por ignorancia o por superstición, como transmitía la enseñanza religiosa. Igualmente propugna la expresión latina: sapere aude! (atrévete a saber) donde se invita al hombre a iniciar la búsqueda y la expansión del conocimiento. En el terreno político, predomina el despotismo ilustrado, sistema en el que los monarcas aplicaban las reformas sociales propugnadas por los ilustrados, pero sin contar con la participación popular. En Prusia, el prototipo de monarca ilustrado fue Federico II el Grande – muy admirado por Kant -, protector de la libertad de pensamiento. La práctica de las ideas ilustradas se aprecia a finales de siglo en el paso del antiguo al nuevo régimen mediante la abolición de los estamentos privilegiados, de monarquía absoluta a una monarquía parlamentaria o a la república y, ante todo, que los hombres dejen de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. La Ilustración lleva al hombre a responsabilizarse de su saber y de su obrar, ejerciendo la fuerza del pensar por sí mismo y decida sus acciones personalmente La Enciclopedia de Diderot y D`alembert (1751-1771), que defendía los principios de la tolerancia, cosmopolitismo y respeto a la dignidad del ser humano, es la mejor expresión de los ideales ilustrados: saber es clarificación, la luz que ayudará a satisfacer todas las necesidades y solucionar todos los problemas de los hombres. Con la Ilustración culmina el movimiento de secularización característico de la Edad Moderna: la razón se libera de cualquier tutela política o religiosa. Todos los ilustrados compartieron el ideal de progreso: pensaban que los avances educativos, científicos y tecnológicos harían posible una humanidad más justa e igualitaria. Así, Kant proponía fundar una Sociedad de Naciones que acabara con la rivalidad entre los Estados. En el terreno científico, la física de Newton culminaba la obra de Copérnico, Kepler y Galileo, con una concepción de la ciencia basada en la combinación de la experimentación y el cálculo matemático. En este siglo, la ciencia avanzó de forma considerable. Con el incipiente desarrollo de la ciencia y la técnica, la cultura deja a un lado las referencias trascendentales con las que se planteó en épocas anteriores. Este proceso recibe el nombre de secularización de la cultura. En el contexto filosófico, desde el racionalismo dogmático alemán, Wolff mantenía la posibilidad de la metafísica, es decir, un saber a priori, independiente de la experiencia, acerca del alma, del mundo y de Dios. Desde el empirismo, Hume, al fundar el conocimiento humano a priori, en la experiencia, consideraba la metafísica una ciencia imposible. Se considera que la razón humana es autónoma, no depende de la cultura, la religión o la política. Precisamente estas últimas tienen que fundarse en la razón ya que a diferencia del conocimiento engañoso que nos proporcionan los sentidos, el conocimiento que nos proporciona la razón puede ser cierto y seguro. Esto provoca que la intención ilustrada sea ordenar la vida moral según la propia razón, y no según gustos o costumbres. De este pensamiento se extrae que la conciencia del deber o la virtud no nacen desde fuera de la razón humana, sino desde dentro del propio sujeto. De igual forma, estas afirmaciones se extrapolan al terreno político, y se comienza a buscar un régimen político adecuado para la razón humana (como razón pública) y se desarrolla un derecho estrictamente “racional” o “natural”. A partir de este derecho se ordenan los Estados como “Estados de derecho” y se llegan a explicar como resultados de la voluntad humana que realiza un contrato (Locke. De esta manera, nace el contractualismo político con el que se expresa la voluntad general (Rousseau), y con esta fórmula del contrato se consigue equilibrar las ideas de tolerancia, respeto y libertad. En el ámbito religioso destacan tres corrientes: el deísmo de Voltaire, que mantenía una religión natural, válida para todos los seres humanos y sin dogmas; el pietismo, secta protestante fundida por Spener, que basaba la religión en la reflexión personal y en la práctica de la virtud; y el ocultismo místico de teósofos como el sueco Swedenborg, que significó el contrapunto a la filosofía de las luces.