jueves, 9 de diciembre de 2010

Tomás de Aquino: Ética

La ética tomista, como ocurre también en otros ámbitos, está inspirada en la filosofía de Aristóteles, más en concreto en su obra “Ética a Nicómaco”. Como la aristotélica, la ética de Tomás de Aquino es eudemonista y teleológica.
Con eudemonista queremos decir que considera que el objetivo final de la ética es la consecución de la Felicidad (Eudeimonia = Felicidad, en griego).
Cuando afirmamos que es teleológica (Telos = fin, en griego) nos referimos a que tiene como eje la idea de que todos los seres poseen una tendencia hacia unos fines. Fines que son un bien para ellos. En el caso de Santo Tomás, el fin último que persiguen todos los seres, como su mayor bien, es Dios.
El fin de todas las criaturas es conseguir la Felicidad absoluta. En el caso de los hombres ésta consistiría en la contemplación de Dios en el más allá, es decir, en la Beatitud. Para lograrla se requiere, además, la gracia divina (es un don de Dios).
Por consiguiente, llamaríamos acciones buenas a aquellas que llevan o son compatibles con la Beatitud; y malas a las que nos alejan, o son incompatibles con ésta.
Para actuar bien se requiere la Virtud que define Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, como el hábito selectivo de la razón que se forma mediante la repetición de acciones buenas. Existen dos tipos de virtudes: las intelectuales, aquellas que perfeccionan el intelecto; y, las morales, que consisten en la adecuación del apetito a la razón. La virtud moral consistiría en la elección del término medio para evitar el exceso o el defecto en nuestras acciones.

Solo el hombre, debido a su racionalidad, es capaz de tomar conciencia de sus propias tendencias. Por tanto, analizando estas tendencias, puede deducir de ellas ciertas normas de conducta propias de su naturaleza. A esta ley, que descubre el hombre investigando sus propias tendencias naturales, la llama, Tomás de Aquino, Ley Natural.
La Ley Natural es, a juicio de Santo Tomás:

- Evidente: objetiva y fácilmente cognoscible. Solo se requiere una atenta contemplación de las propias tendencias.
- Universal: común para todos los hombres. Todos los hombres comparten las mismas tendencias y, por tanto, la misma Ley.
- Inmutable: permanente y constante. No se ve afectada, al igual que la naturaleza humana, por los vaivenes de la historia.

Una de las tendencias humanas que se refleja en la Ley Natural es la necesidad de la vida en sociedad. La vida en sociedad requiere unas normas legales que la regulen. A esta Ley para la organizar la convivencia en sociedad de los humanos, y que surge como una exigencia de la Ley Natural, la llama, Santo Tomás, Ley Positiva.
La Ley Positiva no es entonces el resultado de un acuerdo o convención humana, sino la consecuencia de las tendencias naturales del hombre que se manifiestan en la Ley Natural.
En este sentido, podemos decir que la Ley Positiva es una prolongación de la Ley Natural que es de carácter general. La Ley Positiva regula, concreta y precisamente, las normas que rigen las particularidades de la convivencia humana.
Además, no puede existir contradicción entre la Ley Natural y la Positiva. La Ley Positiva debe respetar las exigencias de la Ley Natural, no puede ir contra las tendencias naturales del hombre.
Esta concepción demuestra que, para Tomás de Aquino, no existe diferencia entre la Moral (tendencias naturales del hombre) y el Derecho (Ley Positiva).

Por otra parte, y volviendo a la Ley Natural, afirma el dominico, que la Ley Natural del hombre forma parte de la ordenación general que Dios establece para toda la naturaleza o universo. A esta ley general de Dios la denomina Ley Eterna.
La Ley Natural sería la parte de la Ley Eterna que concierne a los humanos y que regula su comportamiento.

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