martes, 9 de noviembre de 2010

Modelo examen Platón (Ético-Político)

MODELO 2
PLATÓN
(LÍNEA ÉTICO-POLÍTICA)


Texto:

“Pienso, en todo caso, que, si se desconoce en qué sentido las cosas justas y bellas del Estado son buenas, no sirve de mucho tener un guardián que ignore esto en ellas; y presiento que nadie conocerá adecuadamente las cosas justas y bellas antes de conocer en qué sentido son buenas.
- Presientes bien.
- Pues entonces nuestro Estado estará perfectamente organizado, si el guardián que lo vigila es alguien que posee el conocimiento de estas cosas.”
Platón, República, libro VI.

1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.

Este texto pertenece a Platón, filósofo griego nacido en Egina (Atenas) en el año 428/7 a. de C. Y fallecido en el año 347 a. de C. y a su obra “La República”. Platón ha de ser considerado como uno de los primeros filósofos y uno de los más importantes de la antigüedad. Máximo representante del idealismo clásico, se caracteriza por abarcar a través de todos sus diálogos una gran variedad de temas, que van desde la epistemología, hasta la antropología, pasando por la ética, política y la ontología. Es, sin embargo, su gran legado para la Historia de la Filosofía la Teoría de las Ideas o Formas formulada, principalmente en “La República”. Respecto a la obra a la cual pertenece el texto, a pesar de las distintas clasificaciones que los autores han realizado sobre su extensa bibliografía, ha de ser considerada como una de las obras más representativas del filósofo. Escrita entre el primer periodo (juventud o socrático) y el tercer periodo (madurez), toma como pretexto cuestiones políticas a través de las cuales expone sus principales ideas filosóficas, magníficamente ejemplificadas heurísticamente con un extenso y variopinto recital de alegorías o mitos. Por su parte y respecto al siglo, éste siglo (siglo V a. de C.) se caracterizaría de forma general por las continuas guerras que enfrentarían a las distintas “polis” griegas, principalmente Atenas y Esparta, siendo la más destacada la Guerra del Peloponeso iniciada en el año 431 a. de C. Finalmente, algunas otras obras del autor son, distribuidas correspondientemente entre sus distintos periodos, las siguientes: en su periodo de juventud o periodo socrático la “Apología de Sócrates”; en su periodo de transición, el Crátilo; en su periodo de madurez, “Fedón” y, por último, en su periodo de vejez, el Parménides.


El siglo V a. de C. se va a caracterizar por la sustitución de la inestabilidad política que vive Grecia. Este siglo se inició con las dos primeras Guerras Médicas, transcurridas respectivamente en los años493-481 y 480-499. Tras la confederación de Delfos ocurrida en el año 477 y la dirección de Atenas por parte de Pericles en el año 462, Atenas entraría en la lucha contra Esparta en el año 459. Este ambiente, totalmente inestable, fue el marco de referencia del inicio de la Guerra del Peloponeso (431), que sería la antesala de la derrota de Atenas por parte de Esparta en el año 406. Dos acontecimientos más marcarían, políticamente, este siglo: por una lado, la institución del gobierno de los 30 tiranos (404) y por otro lado, el posterior derrocamiento de los mismos en el año 403 a. de C.

Culturalmente, este siglo, llamado el siglo de la “Ilustración Griega” se caracterizaría por ser el siglo donde se iniciaría el periodo clásico. Siglo donde abundarían artistas y literatos de la talla de Píndaro, Esquilo, Sófocles; historiadores como Heródoto y Tucídices y escultores como Pitágoras de Samos, Kritios, Mirón y Policleto, entre otros. Filosóficamente, Platón, en mayor o menor medida puede considerarse como hijo de su tiempo, siendo buena parte de sus ideas recogidas y reelaboradas de forma original y nueva, de una tradición filosófica que se inicia en el siglo V con la aparición de los sofistas, de entre los cuales fue Protágoras el más representativo. Junto con éste, filósofos como Sócrates, el atomista Leucipo, el sofista Gorgias o el mismo Hipócrates configurarían buena parte del ambiente filosófico en el que se movería Platón. Fueron, sin embargo, algunos filósofos los que más directamente influirían en él. En primer lugar, Sócrates con su incesante búsqueda de las definiciones universales y el uso de la Dialéctica; Parménides y Heráclito, en su conjunto motivarían la síntesis conceptual que daría lugar a la Teoría de las Ideas o Formas; Pitágoras con la utilización de la armonía y las matemáticas como herramientas para descifrar los misterios del universo y la creencia en la inmortalidad del alma; y finalmente, Anaxágoras quien con su idea del “Nous” introduciría la idea de Demiurgo en Platón.

2) Comentario del texto:

Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.

Comenzando con el término guardián y con el texto como referencia, Platón se refiere a aquellos guardianes que tras un proceso educativo teórico y altamente selectivo, mostrando además determinadas virtudes que lo predispongan al gobierno, se convierte en el guardián perfecto, gobernante, arconte o rey filósofo que garantizará la justicia en el Estado por el conocimiento de lo auténticamente real (ideas o formas) referidas en el texto con la expresión “cosas justas y bellas”

Apartado b) Exposición de la temática del mismo.

La temática del presente texto nos lleva a la vinculación entre la teoría óntico-epistemológica platónica (teoría de las ideas y símil de la línea) y su concepción utópica del Estado. En concreto, nuestro autor plantea la necesidad de un guardián perfecto sabio cuya sabiduría (fundamentada y anclada en los conocimientos de las ideas o formas de la realidad) garantizaran el correcto funcionamiento del Estado y con ello la justicia en el mismo. Un conocimiento que explícitamente en el texto que nos ocupa aparece bajo la expresión “cosas bellas y justas”. De no ser así, tal y como se alude en el texto, cualquier intento de construcción de Estado en que tal condición se ignore estaría abocado a degenerar en cualquiera de las formas injustas de Estados posibles.

Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.

Este planteamiento teórico platónico encuentra su justificación en el símil de la línea y su vinculación con la principal preocupación política de Platón: la creación de un modelo político adecuado que garantizará la creación de un Estado justo gobernado por un sabio. Sabiduría que se encontraría explicada a través de la teoría de las ideas (en cuanto al qué lo hace sabio) pero igualmente con el símil de la línea que nos explicaría el cómo se llega a la aprehensión de esas ideas.

Un Estado perfecto que se sustentaría sobre varios pilares teóricos pero que indudablemente tenía un pilar muy básico: el gobernante debía ser sabio. Una sabiduría que por supuesto no estaba al alcance de cualquiera, sino más bien al alcance de algunos que por su carácter y aptitudes, estuvieran destinados a una larga preparación que los convirtiera en sabio y que con cuya sabiduría garantizarán la justicia y el bienestar de la comunidad. Y es así, como el símil de la línea encuentra su relación con la política, puesto que es a través de este símil como se explica metafóricamente los distintos niveles de conocimiento que aquellos deberían pasar para alcanzar esa sabiduría.

En el símil de la línea, expuesto en el libro VI de La República, Platón desarrolla su teoría gnoseológica defendiendo un dualismo gnoseológico: para él, el hombre dispone de dos modalidades cognoscitivas. Por un lado, nos encontramos con la Dóxa, término con el que se refiere al conocimiento opinable, aparente y bastante dudable (falso) que se divide a su vez en otras dos modalidades: Eikasia y Pistis. La primera, entendida como conjeturas, nos proporciona el conocimiento de sombras e imágenes (las proyectadas en el fondo de la caverna en el mito de la caverna) que no nos proporcionan ningún conocimiento verdadero. La Pistis, por su parte, entendida como creencia o explicación plausible, nos proporciona un conocimiento más veraz pero aún falsable, dudable pues con ella sólo tenemos acceso al conocimiento de los objetos físicos que son muy cambiantes y mutables (lo que se correspondería a los objetos que portan los hombres que se encuentran detrás del tabique en el mito de la caverna).


Después de abandonar este conocimiento, llegamos al otro: la Episteme. Traducida como ciencia, se puede entender también como conocimiento racional y por supuesto, conocimiento verdadero puesto que con él conocemos aquello que no cambia; las Ideas. Dentro de la Episteme, nos encontraríamos con la Dianoía y la Noésis. La primera es entendida como pensamiento discursivo (Matemáticas) con la que accedemos al conocimiento de los entes matemáticos (números y figuras geométricas). Para Platón, este es un momento muy importante debido al carácter propedéutico de tal materia: las matemáticas resultaban indispensables en el sistema educativo propuesto por él y seguido en su propia Academia, ya que abría la mente del alumno y lo familiarizaba con lo abstracto.

Finalmente, el hombre puede acceder al conocimiento de las causas de todo por medio de la Noésis, disciplina que se traduce como inteligencia, pensamiento puro o Ciencia Dialéctica o Suprema con la que el gobernante convertido en sabio conocería aquello que garantizaría el bienestar y la justicia de su Estado: las ideas de Bien y de Justicia (junto, por supuesto, con todas las demás)


Tales vías de conocimiento están presentes en el sistema educativo propuesto por nuestro autor. Un sistema educativo que cumplía un fin muy importante para el mantenimiento de la justicia en el estado: educar a cada uno en aquello para lo cual había nacido y asegurarse así que obrar en eso de forma muy virtuosa. Un sistema educativo doble: por un lado, un sistema dirigido a la clase productora y por otro lado, una educación propiamente dicha dirigida a los guardianes auxiliares que después se convertirían en gobernantes perfectos.

Con respecto a esta última, una primera etapa abarcaría hasta los 20 años, en los cuales el niño recibía una educación en valores y costumbres a través del teatro y un desarrollo de su corporalidad y espiritualidad a través de la gimnasia y la música respectivamente. De los 20 a los 30 años, eran instruidos en estrategias militares junto con el conocimiento de materias propedéuticas tales como las matemáticas, la música y la astronomía. Justo aquí se producía una selección de aquellos que aspirarían a ser en un futuro gobernantes siguiendo tres criterios: su amor a la patria, su perseverancia en el estudio y su inteligencia. Finalmente, de los 30 a los 35, los ya aspirantes a gobernantes perfectos se especializarían en matemáticas, astronomía, música, bellas artes, dialéctica y filosofía. Una vez acabada su preparación teórica, comenzaría su preparación práctica en la que desempeñarían cargos públicos con la intención de que se enfrentaran a problemas reales y no teóricos hasta la edad de 50 años. Llegada esa edad, gobernarían durante un periodo de 2 años mínimo (para hacer efectivo su mandato y garantizar así la justicia en su estado) y un máximo de 8 años (para evitar así su corrupción).

Tras ese largo periodo de aprendizaje, el gobernador se encargaría de preparar a los futuros gobernantes y de nunca olvidares de llevar una vida contemplativa, necesaria para mantener aquella sabiduría que le permitiera orientar bien a los aspirantes.

Es aquí donde se pone de manifiesto los dos momentos de la dialéctica defendidos por nuestro autor: un momento ascendente que llevaría a algunos a abandonar su ignorancia por una nueva sabiduría adquirida y un momento descendente que llevaría necesariamente a enseñar lo aprendido a aquellos que aún son presos de su ignorancia (tal y como se ponde de manifiesto en el mito de la caverna)


Para finalizar, conseguida esa sabiduría por el aspirante a gobernante, garantizaría cualquiera de las dos formas justas de Estado para Platón; la aristocracia o la monarquía. Cualquier otro gobierno donde el que gobernara no hubiera sido debidamente preparado desencadenaría cualquiera de las formas injustas o enfermas: timocracia o timarquía, oligarquía, democracia y tirania.


3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

Con respecto al tema político y su relación con un determinado sistema educativo que garantizará la sabiduría del gobernante y con ella, la justicia y bienestar del Estado, podríamos comparar este planteamiento con Aristóteles y Marx.

Comenzando con Aristóteles, encontramos cierta similitud en estos planteamientos en la medida en que los dos pensadores clásicos coinciden en considerar el origen del estado y de la sociedad en la propia naturaleza humana que ambos caracterizan casi de la misma forma. Ambos afirman la falta de autarquía que lleva al hombre necesariamente a vivir en sociedad con la finalidad de subsistir con la ayuda de todos y cubrir así todas las necesidades básicas. En cambio, Aristóteles ve también como el origen que justifica la existencia de la sociedad como una forma inherente de vida del ser humano en hecho de ser el único ser vivo con capacidad de hablar, con capacidad de poseer lenguaje.

Otros puntos de coincidencia estriban por un lado, en la identificación del Bien común y por tanto la felicidad de todos los miembros de la sociedad como la principal finalidad del funcionamiento del Estado posibilitando lo más posible el desarrollo intelectual y racional del hombre (que para ambos pensadores equivale a la felicidad más plena). Por otro lado, ambos pensadores coinciden de alguna forma en clasificar las formas de estado en justas e injustas, aunque literalmente ambas clasificaciones no coincidan. Por parte de Aristóteles, como formas justas nos encontramos la monarquía, aristocracia y democracia justa o “politeia”. En cuanto a las formas injustas, y en total correspondencia con aquellas, tendríamos la tiranía, oligarquía y democracia injusta o “demagogia”.

Para terminar con Aristóteles no podemos olvidar la clasificación de los grupos sociales que el hace el pensador clásico (en familia, tribu y estado) y que le llevaría una vez más a defender que aunque las tres son necesarias, es la tercera (estado) la que en mejor disposición se encuentra para garantizar la felicidad del hombre.

Con respecto a Marx, sólo incidir en una cuestión de similitud terminológica (no podemos olvidar la enorme distancia temporal que os separa) que consiste en el término comunismo. Si bien en éste, el comunismo en la forma de salir de una prehistoria humana caracterizada por la alienación de la mayoría a manos de una minoría, en el pensamiento de Platón por comunismo entendemos una de los cuatro pilares fundamentales en los que se basa el estado utópico de Platón y que pudiera coincidir con Marx en que para ambos tal palabra implica eliminación de la propiedad privada.

Con respecto a su valoración en la actualidad, creo que el planteamiento de Platón sigue siendo acertado en la medida en que no podemos olvidar el hecho de que quienes gobiernen deben estar preparado para ello ya que así garantizará un correcto funcionamiento de cualquier estamento del Estado y por tanto en claro beneficio de la convivencia pacífica en el seno de una sociedad.

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