miércoles, 10 de noviembre de 2010

Teoría de las Ideas. Platón

Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas de Platón pretende superar el conflicto que en el mundo filosófico griego habían creado las contradictorias concepciones sobre el ser que defendían Parménides y Heráclito.
“El ser es y el no-ser no es” afirma categóricamente Parménides. Las implicaciones lógicas de esta afirmación le llevan a considerar el cambio y el movimiento como racionalmente indemostrables. Chocan con una de las reglas básicas de la lógica: el principio de no contradicción. No puede afirmarse de una misma cosa que es y no es. Cualquier cambio implica que una cosa “A” deje de ser “A” (רA) para convertirse en “B”. Así explicado el cambio no es sino pura ilusión de los sentidos. Pero no queda ahí, siguiendo la misma lógica, asegura que el ser es eterno, uno, simple, etc.
Por su parte, Heráclito proclamaba la siguiente máxima: “Todo fluye”. Con esta expresión quería indicar que nada permanece, sino que el ser está en continuo movimiento y transformación. Ser es devenir. Con su famoso ejemplo: “Nunca te bañarás dos veces en el mismo río” pone de manifiesto una concepción de la realidad completamente distinta a la de Parménides, y más acorde con lo que nos muestran los sentidos. La realidad es mutable, finita, múltiple, etc. La controversia que provocan estos dos filósofos se plantea en los siguientes términos: ¿Qué es lo real? ¿Lo que me muestran mis sentidos o lo que deduzco de mi razón? La confrontación entre razón y sentidos es suficientemente importante como para que todos los filósofos griegos posteriores traten de resolver esta contradicción, entre ellos Platón.
La solución que propone Platón para este conflicto pasa por hacer compatibles estos dos modelos de realidad en principio contradictorios. Podemos decir que Platón da la razón a ambos, aunque matiza, que cada uno está describiendo un mundo diferente. La Teoría de los dos mundos o de las Ideas da cabida a las dos concepciones.
Al mundo que nos rodea, que captamos a través de los sentidos, lo denomina Platón Mundo Sensible. Frente a este, existe otro, una realidad a la que solo podemos acceder con nuestra razón que Platón llama Mundo Inteligible o de las Ideas.
En el mundo sensible encontramos las cosas materiales, incluidos los seres vivos. Las características de este mundo coinciden con la concepción del ser que defendía Heráclito. El Mundo Sensible es, por tanto, finito, mutable, múltiple, etc.
En el Mundo Inteligible, por el contrario, estarían las Ideas. Las ideas para Platón son entidades ontológicamente reales, es decir, seres reales independientes. (Nada que ver con nuestra concepción común de idea como producto de nuestra mente). Junto a las Ideas pertenecen también a este mundo los dioses y las almas de los hombres. (Aunque esto ya es otra historia: Mito del Carro Alado). El Mundo Inteligible es inmaterial, eterno, inmutable, simple, perfecto…, concuerda con la noción de ser de Parménides salvo en la cuestión de la unidad, para Platón las ideas son múltiples aunque estrechamente vinculadas.
Podemos apreciar como Platón ha reconciliado las dos concepciones contradictorias de la realidad mantenidas por Parménides y Heráclito. Las dos son ciertas. Cada una describe mundos diferentes pero compatibles.
Los dos mundos son reales, ahora bien, no de la misma manera. En el Mundo Inteligible reside el ser, mientras que el Mundo Sensible es solo apariencia de ser. El Mundo de las Ideas es el auténtico, contiene la auténtica realidad. El Mundo Sensible es mera copia del otro. Las Ideas del Mundo Inteligible son arquetipos, modelos que son imitados por las cosas del Mundo Sensible. Por ejemplo: en el Mundo Inteligible está la Idea de Belleza y en el Mundo Sensible hay muchas cosas bellas que imitan esa Idea, pero no son la Belleza; o también, la Idea de Hombre está en el Mundo Inteligible y en el otro, lo que hay, son muchas copias distintas e imperfectas de esa Idea modelo. La relación entre ambos mundos puede explicarse a partir del concepto participación. El Mundo Sensible es, tiene realidad en tanto que participa, copia, imita al Inteligible. El ser que tiene el Mundo Sensible le viene, o lo toma del otro mundo (su relación es como la de un original y su copia. La copia tiene algún valor en tanto que se parece, que imita al original). Para Platón las cosas de este mundo no son lo que son, sino que se parecen a lo que son. Es decir, la realidad está en las ideas, las cosas de este mundo, propiamente, no son, solo imitan, se parecen a lo que es en sí: las ideas.
El responsable de la existencia del Mundo Sensible y de que sea una copia del Mundo Inteligible es, según Platón, el Demiurgo. El Demiurgo es una especie de Dios que habita en el Mundo de las Ideas. Éste decide realizar una copia de las ideas, del orden y la perfección que en ellas contempla. Construye esta copia tomando como base la pura materia, que los griegos consideraban algo informe y caracterizado por su corruptibilidad. El resultado de copiar las Ideas en la materia es el Mundo Sensible. Es sensible en tanto que está constituido de materia; y Mundo (Mundo=Cosmos= Orden) en tanto que está ordenado según las Ideas. Pero siempre será un mundo inferior al Inteligible, puesto que su naturaleza es material, y por tanto, corruptible, imperfecta frente a la inmaterialidad del Mundo Inteligible.
Por su naturaleza inmaterial el Mundo Inteligible no podrá ser contemplado con los sentidos. Para acceder a él se requiere el uso de la razón. La razón es el instrumento de conocimiento del alma. Por su parte, los sentidos que residen en el cuerpo, y solo son útiles para captar lo material, nos mostrarán exclusivamente el Mundo Sensible.
Las ideas, como ya hemos dicho, residen en el Mundo Inteligible pero no están en él de cualquier manera. El Mundo Inteligible está jerárquicamente estructurado. No todas las ideas tienen el mismo valor (no son de la misma categoría la Idea de caballo que la de Belleza). Están ordenadas en distintos niveles según su importancia. En la cúspide de esta jerarquía se encuentra la Idea de Bien. La Idea de Bien es la perfección misma. Es la más importante de las Ideas porque es la causa del ser y del conocimiento de las otras ideas. Para explicar la Idea de Bien Platón acude a una analogía: el Símil del Sol. En este símil compara la Idea de Bien con el sol. La Idea de Bien realiza en el Mundo Inteligible unas funciones análogas a las del sol en el Mundo Sensible. Si el sol, en nuestro mundo, nos ilumina con la luz, posibilitando que las cosas puedan ser vistas y que nuestros ojos vean; del mismo modo, la Idea de Bien, en el Mundo Inteligible, ilumina, pero en este caso, no con la luz, sino con la Verdad, permitiendo que las ideas puedan ser conocidas y a nuestra alma (razón) conocer. El sol es el responsable de que podamos percibir con los sentidos; del mismo modo, la Idea de Bien es responsable de que nuestra alma pueda conocer. La analogía no acaba aquí. El sol realiza una función todavía más importante. No solo permite la vista, sino que gracias a él, hay vida en nuestro mundo. El sol posibilita la vida, la existencia. Análogamente la Idea de Bien, en el Mundo Inteligible, da la esencia, el ser a las Ideas. He aquí el porqué la Idea de Bien, es la primera de las ideas: da el ser al resto de las Ideas y permite su conocimiento.

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