MODELO 1
PLATÓN
(LÍNEA ONTICO-EPISTEMOLÓGICA)
Texto:
- "Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
- Mucho más verdaderas".
Platón, República, Libro VII.
1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.
Este texto pertenece a Platón, filósofo griego nacido en Egina (Atenas) en el año 428/7 a. de C. Y fallecido en el año 347 a. de C. y a su obra “La República”. Platón ha de ser considerado como uno de los primeros filósofos y uno de los más importantes de la antigüedad. Máximo representante del idealismo clásico, se caracteriza por abarcar a través de todos sus diálogos una gran variedad de temas, que van desde la epistemología, hasta la antropología, pasando por la ética, política y la ontología. Es, sin embargo, su gran legado para la Historia de la Filosofía la Teoría de las Ideas o Formas formulada, principalmente en “La República”. Respecto a la obra a la cual pertenece el texto, a pesar de las distintas clasificaciones que los autores han realizado sobre su extensa bibliografía, ha de ser considerada como una de las obras más representativas del filósofo. Escrita entre el primer periodo (juventud o socrático) y el tercer periodo (madurez), toma como pretexto cuestiones políticas a través de las cuales expone sus principales ideas filosóficas, magníficamente ejemplificadas heurísticamente con un extenso y variopinto recital de alegorías o mitos. Por su parte y respecto al siglo, éste siglo (siglo V a. de C.) se caracterizaría de forma general por las continuas guerras que enfrentarían a las distintas “polis” griegas, principalmente Atenas y Esparta, siendo la más destacada la Guerra del Peloponeso iniciada en el año 431 a. de C. Finalmente, algunas otras obras del autor son, distribuidas correspondientemente entre sus distintos periodos, las siguientes: en su periodo de juventud o periodo socrático la “Apología de Sócrates”; en su periodo de transición, el Crátilo; en su periodo de madurez, “Fedón” y, por último, en su periodo de vejez, el Parménides.
El siglo V a. de C. se va a caracterizar por la sustitución de la inestabilidad política que vive Grecia. Este siglo se inició con las dos primeras Guerras Médicas, transcurridas respectivamente en los años493-481 y 480-499. Tras la confederación de Delfos ocurrida en el año 477 y la dirección de Atenas por parte de Pericles en el año 462, Atenas entraría en la lucha contra Esparta en el año 459. Este ambiente, totalmente inestable, fue el marco de referencia del inicio de la Guerra del Peloponeso (431), que sería la antesala de la derrota de Atenas por parte de Esparta en el año 406. Dos acontecimientos más marcarían, políticamente, este siglo: por una lado, la institución del gobierno de los 30 tiranos (404) y por otro lado, el posterior derrocamiento de los mismos en el año 403 a. de C.
Culturalmente, este siglo, llamado el siglo de la “Ilustración Griega” se caracterizaría por ser el siglo donde se iniciaría el periodo clásico. Siglo donde abundarían artistas y literatos de la talla de Píndaro, Esquilo, Sófocles; historiadores como Heródoto y Tucídices y escultores como Pitágoras de Samos, Kritios, Mirón y Policleto, entre otros. Filosóficamente, Platón, en mayor o menor medida puede considerarse como hijo de su tiempo, siendo buena parte de sus ideas recogidas y reelaboradas de forma original y nueva, de una tradición filosófica que se inicia en el siglo V con la aparición de los sofistas, de entre los cuales fue Protágoras el más representativo. Junto con éste, filósofos como Sócrates, el atomista Leucipo, el sofista Gorgias o el mismo Hipócrates configurarían buena parte del ambiente filosófico en el que se movería Platón. Fueron, sin embargo, algunos filósofos los que más directamente influirían en él. En primer lugar, Sócrates con su incesante búsqueda de las definiciones universales y el uso de la Dialéctica; Parménides y Heráclito, en su conjunto motivarían la síntesis conceptual que daría lugar a la Teoría de las Ideas o Formas; Pitágoras con la utilización de la armonía y las matemáticas como herramientas para descifrar los misterios del universo y la creencia en la inmortalidad del alma; y finalmente, Anaxágoras quien con su idea del “Nous” introduciría la idea de Demiurgo en Platón.
2) Comentario del texto:
Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.
La expresión “liberación de las cadenas” hace referencia al momento inicial de un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevará por medio de un proceso de naturaleza ascendente a abandonar el conocimiento aparente (fundado en lo sensorial) para aprehender el conocimiento verdadero (basado en las ideas o formas), a partir del cual el propio conocimiento sensorial cobra aún más sentido. Consecuentemente con esto se pone de manifiesto la opinión crítica del autor sobre aquellos planteamientos filosóficos que ponen el origen y límite del conocimiento humano en lo fenoménico (como los sofistas), ya que con este conocimiento nos encadenaríamos al conocimiento de un mundo o realidad aparente que no tendría sentido sin el conocimiento de sus correspondientes ideas de las que nace.
En segundo lugar, la expresión “cosas más reales” si bien nos lleva a pensar en aquellas auténticas realidades inteligibles (ideas) con las que alcanzamos el auténtico conocimiento, una interpretación más literal del texto nos sitúa en el conocimiento de los objetos físicos que el protagonista del mito contempla al oro lado de la pared y que fruto de los cual, el primer conocimiento que tenía de ciertas sombras proyectadas en la pared ahora se le torna falso.
Apartado b) Exposición de la temática del mismo.
Centrándonos en el tema del texto y teniendo como telón de fondo el mito de la caverna (en concreto en momento inicial del ascenso del protagonista del mito), Platón plantea la necesidad de cuestionarnos lo tradicionalmente verdadero para comenzar un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevaría en primer lugar a ser conscientes de la aparente realidad y verdad de todo aquello que antes considerabamos verdadero para alcanzar el conocimiento de las cosas que auténticamente lo son (conocimiento necesario de alcanzar por el guardián perfecto para garantizar la justicia en el Estado)
Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.
La justificación de tales tesis la encontramos en la teoría ontológica desarrollada por Platón a través de uno de sus más famosos mitos (el mito de la caverna) y teoría; la teoría de las ideas. De igual forma, otra parte importante de dicha justificación la encontramos en el desarrollo del símil de la línea y su vinculación con el sistema educativo platónico propuesto en la “República”.
Teorías de la Ideas y símil de la línea que no sólo usa el autor para explicar la estructura de la realidad y los grados del conocimiento humano para acceder a ella, sino que vienen también a justificar dónde reside y cómo se llega a alcanzar esa sabiduría (del gobernante o guardián perfecto) que garantizaría el Estado justo.
Teoría de las Ideas o Formas ampliamente desarrollada a través de muchos de los diálogos platónicos pero que encuentra una de sus más significativas expresiones en el mito de la caverna que Platón explica en el libro VII de La República. Una teoría que defiende una visión dualista de la realidad donde se entrecruzan conceptos tan dispares como lo único y lo múltiple, lo inmutable y lo mutable así como lo invisible y visible.
El dualismo ontológico platónico defiende la existencia de una primera realidad visible formada por múltiples cosas físicas que se caracterizan por su mutabilidad, caducidad y cambio constante denominada “mundo sensible” (Kosmos Koratos). Una realidad sólo accesible al hombre por medio de los sentidos y que encuentra su origen, fundamento, justificación de su existencia en otra realidad separada llamada “mundo inteligible” (Kosmos Noetos).
Este mundo inteligible está formado por aquellos entes ideales, modelos o arquetipos que se convierten en modelos, causas y esencias de aquellos objetos físicos que son lo que son por su parecido por tales modelos. Estas ideas (tradicionalmente entendidas como definiciones universales) se caracterizarían por su inmutabilidad, eternidad, inmaterialidad y accesibilidad sólo por medio del pensamiento puro y abstracto alejado de cualquier referencia sensorial. Ideas que se encuentra, además jerarquizadas en forma, podríamos decirlo así, piramidal donde en la base encontramos las ideas sensibles (los modelos o arquetipos de los múltiples y variados objetos físicos visibles). Después nos encontramos con las ideas inteligibles que nos sirven de modelo y justificación para la existencia en nuestro mundo de aquello que ya no podemos ver tales como los sentimientos. Un peldaño más arriba, se situarían junto con las entidades geométricas y aritméticas, las Ideas de Belleza y Justicia. Una Belleza entendida como modelo o canón de lo bello, de forma que un objeto sensible será bello en tanto en cuanto se parezca a ese canón . Así mismo la Idea de Justicia se convierte en canón de justicia no sólo para el hombre sino igualmente para el estado (que para platón será visto como un organismo vivo). En el caso del hombre, justicia será aquella virtud cardinal entendida como suma armónica de las otras tres; sabiduría, fortaleza y templanza. En lo referente al Estado, justo será aquel en el que se de una armonía funcional debido a que cada uno realice la función que le corresponda por situación social y educación.
Finalmente, en la cúspide de tal mundo o realidad, nos encontramos con la Idea de las Ideas, la Idea del Bien. Aquella de cierta dificultad a la hora de definir pero que en palabras del propio Platón, es el origen de todo lo visible así como de la sabiduría y el obrar prudentemente para aquel hombre que lo contemple directamente: el sabio.
Sería la figura del demiurgo la responsable de la creación del mundo sensible tomando como modelo el mundo inteligible y que Platón manifiesta por medio de términos cono analogía, participación o imitación. Términos con los que metafóricamente Platón salva el abismo existencial que existe entre ambos mundos y que relata en su obra el Timeo al referirse al demiurgo y a su amor platónico al mundo perfecto de las ideas.
En el símil de la línea, expuesto en el libro VI de La República, Platón desarrolla su teoría gnoseológica defendiendo un dualismo gnoseológico: para él, el hombre dispone de dos modalidades cognoscitivas. Por un lado, nos encontramos con la Dóxa, término con el que se refiere al conocimiento opinable, aparente y bastante dudable (falso) que se divide a su vez en otras dos modalidades: Eikasia y Pistis. La primera, entendida como conjeturas, nos proporciona el conocimiento de sombras e imágenes (las proyectadas en el fondo de la caverna en el mito de la caverna) que no nos proporcionan ningún conocimiento verdadero. La Pistis, por su parte, entendida como creencia o explicación plausible, nos proporciona un conocimiento más veraz pero aún falsable, dudable pues con ella sólo tenemos acceso al conocimiento de los objetos físicos que son muy cambiantes y mutables (lo que se correspondería a los objetos que portan los hombres que se encuentran detrás del tabique en el mito de la caverna).
Después de abandonar este conocimiento, llegamos al otro: la Episteme. Traducida como ciencia, se puede entender también como conocimiento racional y por supuesto, conocimiento verdadero puesto que con él conocemos aquello que no cambia; las Ideas. Dentro de la Episteme, nos encontraríamos con la Dianoía y la Noésis. La primera es entendida como pensamiento discursivo (Matemáticas) con la que accedemos al conocimiento de los entes matemáticos (números y figuras geométricas). Para Platón, este es un momento muy importante debido al carácter propedéutico de tal materia: las matemáticas resultaban indispensables en el sistema educativo propuesto por él y seguido en su propia Academia, ya que abría la mente del alumno y lo familiarizaba con lo abstracto.
Finalmente, el hombre puede acceder al conocimiento de las causas de todo por medio de la Noésis, disciplina que se traduce como inteligencia, pensamiento puro o Ciencia Dialéctica o Suprema con la que el gobernante convertido en sabio conocería aquello que garantizaría el bienestar y la justicia de su Estado: las ideas de Bien y de Justicia (junto, por supuesto, con todas las demás)
3) Relación del tema elegido con otra posición filosofica y valoración razonada de su actualidad.
Con respecto a la naturaleza de lo real y a sus diferentes modos de conocimiento, otros autores han desarrollado parecidos planteamientos. En un primer lugar ya fuera Parménides con su ser inmutable de las cosas hasta el mismo Sócrates con sus definiciones universales coincidirían con Platón en afirmar que lo que es, lo real es algo de naturaleza inteligible que se accede por medio de la razón o del pensamiento (Episteme). Planteamientos éstos que con el paso del tiempo derivarían en posturas racionalistas o idealistas como la defendida por Descartes. Éste afirmaría, a través de su teoría de las tres sustancias, que lo real es aquella idea, percibida por una mente atenta, clara y distinta no nacida de ninguna experiencia sensorial (innata) y que nos daría información verdadera sobre tres tipos de entidades: Dios, yo como sustancia pensante y la cosa como sustancia extensa. Este Idealismo derivaría con el correr de los tiempos en u idealismo transcendental defendido por Kant y posteriormente, en el límite de la modernidad y contemporaneidad filosófica (siglo XIX), en el idealismo absoluto defendido por Hegel.
Pero igualmente esta forma racionalista e idealista de entender la realidad ha tenido sus más firmes detractores: los realistas o empiristas. Ya en el siglo V a. C. los sofistas defendían una postura realista sobre lo real que encontraba su justificación en la experiencia sensible por medio de la cual sólo podía el hombre conocer ciertamente fenómenos. Un empirismo que encontraría su máximo esplendor en el mundo antiguo en la figura de Aristóteles que a través de su teoría hilemórfica, y muy en contra de Platón, defendería la unidad de lo real formada por la unión indisoluble de lo material y lo formal. Una unión que justificaría la existencia de todas aquellas sustancias o sujetos que podemos ver por nuestros sentidos y que se compondrían de una base material que adquiría su individualidad gracias a su figura o forma. En tal teoría no tendría ningún sentido hablar de analogía o de participación al más puro estilo platónico.
Esta postura aristotélica derivaría con el tiempo en un empirismo que encontraría en Inglaterra en la modernidad tres grandes representantes: Locke, Berkeley y Hume. Autores que volvería a defender la primacía de lo real entendido como lo sensible y material que se le aparece irremediablemente al hombre en forma de fenómeno sensorial.
Con respecto a la actualidad de tales planteamientos, podríamos echar mano de la psicología. Concretamente de la teoría de la Gestalt en la que se afirma la necesaria dependencia del concepto para poder unificar todas mis experiencias como consecuencia de un proceso activo de percepción que toma como materia prima todo aquello experimentado por los sentidos. En ese sentido, podemos afirmar no sólo la necesidad de sensaciones sino igualmente la utilidad e aquellos conceptos abstractos que nos permiten unificarlos y distinguirlos. Planteamiento que estaría más cerca de las posturas empiristas que de las racionalistas e idealistas.
Este modelo de resolución de examen ha sido elaborado por el Colegio Tomás de Aquino de Sevilla.
PLATÓN
(LÍNEA ONTICO-EPISTEMOLÓGICA)
Texto:
- "Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
- Mucho más verdaderas".
Platón, República, Libro VII.
1) Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.
Este texto pertenece a Platón, filósofo griego nacido en Egina (Atenas) en el año 428/7 a. de C. Y fallecido en el año 347 a. de C. y a su obra “La República”. Platón ha de ser considerado como uno de los primeros filósofos y uno de los más importantes de la antigüedad. Máximo representante del idealismo clásico, se caracteriza por abarcar a través de todos sus diálogos una gran variedad de temas, que van desde la epistemología, hasta la antropología, pasando por la ética, política y la ontología. Es, sin embargo, su gran legado para la Historia de la Filosofía la Teoría de las Ideas o Formas formulada, principalmente en “La República”. Respecto a la obra a la cual pertenece el texto, a pesar de las distintas clasificaciones que los autores han realizado sobre su extensa bibliografía, ha de ser considerada como una de las obras más representativas del filósofo. Escrita entre el primer periodo (juventud o socrático) y el tercer periodo (madurez), toma como pretexto cuestiones políticas a través de las cuales expone sus principales ideas filosóficas, magníficamente ejemplificadas heurísticamente con un extenso y variopinto recital de alegorías o mitos. Por su parte y respecto al siglo, éste siglo (siglo V a. de C.) se caracterizaría de forma general por las continuas guerras que enfrentarían a las distintas “polis” griegas, principalmente Atenas y Esparta, siendo la más destacada la Guerra del Peloponeso iniciada en el año 431 a. de C. Finalmente, algunas otras obras del autor son, distribuidas correspondientemente entre sus distintos periodos, las siguientes: en su periodo de juventud o periodo socrático la “Apología de Sócrates”; en su periodo de transición, el Crátilo; en su periodo de madurez, “Fedón” y, por último, en su periodo de vejez, el Parménides.
El siglo V a. de C. se va a caracterizar por la sustitución de la inestabilidad política que vive Grecia. Este siglo se inició con las dos primeras Guerras Médicas, transcurridas respectivamente en los años493-481 y 480-499. Tras la confederación de Delfos ocurrida en el año 477 y la dirección de Atenas por parte de Pericles en el año 462, Atenas entraría en la lucha contra Esparta en el año 459. Este ambiente, totalmente inestable, fue el marco de referencia del inicio de la Guerra del Peloponeso (431), que sería la antesala de la derrota de Atenas por parte de Esparta en el año 406. Dos acontecimientos más marcarían, políticamente, este siglo: por una lado, la institución del gobierno de los 30 tiranos (404) y por otro lado, el posterior derrocamiento de los mismos en el año 403 a. de C.
Culturalmente, este siglo, llamado el siglo de la “Ilustración Griega” se caracterizaría por ser el siglo donde se iniciaría el periodo clásico. Siglo donde abundarían artistas y literatos de la talla de Píndaro, Esquilo, Sófocles; historiadores como Heródoto y Tucídices y escultores como Pitágoras de Samos, Kritios, Mirón y Policleto, entre otros. Filosóficamente, Platón, en mayor o menor medida puede considerarse como hijo de su tiempo, siendo buena parte de sus ideas recogidas y reelaboradas de forma original y nueva, de una tradición filosófica que se inicia en el siglo V con la aparición de los sofistas, de entre los cuales fue Protágoras el más representativo. Junto con éste, filósofos como Sócrates, el atomista Leucipo, el sofista Gorgias o el mismo Hipócrates configurarían buena parte del ambiente filosófico en el que se movería Platón. Fueron, sin embargo, algunos filósofos los que más directamente influirían en él. En primer lugar, Sócrates con su incesante búsqueda de las definiciones universales y el uso de la Dialéctica; Parménides y Heráclito, en su conjunto motivarían la síntesis conceptual que daría lugar a la Teoría de las Ideas o Formas; Pitágoras con la utilización de la armonía y las matemáticas como herramientas para descifrar los misterios del universo y la creencia en la inmortalidad del alma; y finalmente, Anaxágoras quien con su idea del “Nous” introduciría la idea de Demiurgo en Platón.
2) Comentario del texto:
Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.
La expresión “liberación de las cadenas” hace referencia al momento inicial de un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevará por medio de un proceso de naturaleza ascendente a abandonar el conocimiento aparente (fundado en lo sensorial) para aprehender el conocimiento verdadero (basado en las ideas o formas), a partir del cual el propio conocimiento sensorial cobra aún más sentido. Consecuentemente con esto se pone de manifiesto la opinión crítica del autor sobre aquellos planteamientos filosóficos que ponen el origen y límite del conocimiento humano en lo fenoménico (como los sofistas), ya que con este conocimiento nos encadenaríamos al conocimiento de un mundo o realidad aparente que no tendría sentido sin el conocimiento de sus correspondientes ideas de las que nace.
En segundo lugar, la expresión “cosas más reales” si bien nos lleva a pensar en aquellas auténticas realidades inteligibles (ideas) con las que alcanzamos el auténtico conocimiento, una interpretación más literal del texto nos sitúa en el conocimiento de los objetos físicos que el protagonista del mito contempla al oro lado de la pared y que fruto de los cual, el primer conocimiento que tenía de ciertas sombras proyectadas en la pared ahora se le torna falso.
Apartado b) Exposición de la temática del mismo.
Centrándonos en el tema del texto y teniendo como telón de fondo el mito de la caverna (en concreto en momento inicial del ascenso del protagonista del mito), Platón plantea la necesidad de cuestionarnos lo tradicionalmente verdadero para comenzar un proceso educativo y cognoscitivo que nos llevaría en primer lugar a ser conscientes de la aparente realidad y verdad de todo aquello que antes considerabamos verdadero para alcanzar el conocimiento de las cosas que auténticamente lo son (conocimiento necesario de alcanzar por el guardián perfecto para garantizar la justicia en el Estado)
Apartado c) Justificación desde la posición filosófica del autor.
La justificación de tales tesis la encontramos en la teoría ontológica desarrollada por Platón a través de uno de sus más famosos mitos (el mito de la caverna) y teoría; la teoría de las ideas. De igual forma, otra parte importante de dicha justificación la encontramos en el desarrollo del símil de la línea y su vinculación con el sistema educativo platónico propuesto en la “República”.
Teorías de la Ideas y símil de la línea que no sólo usa el autor para explicar la estructura de la realidad y los grados del conocimiento humano para acceder a ella, sino que vienen también a justificar dónde reside y cómo se llega a alcanzar esa sabiduría (del gobernante o guardián perfecto) que garantizaría el Estado justo.
Teoría de las Ideas o Formas ampliamente desarrollada a través de muchos de los diálogos platónicos pero que encuentra una de sus más significativas expresiones en el mito de la caverna que Platón explica en el libro VII de La República. Una teoría que defiende una visión dualista de la realidad donde se entrecruzan conceptos tan dispares como lo único y lo múltiple, lo inmutable y lo mutable así como lo invisible y visible.
El dualismo ontológico platónico defiende la existencia de una primera realidad visible formada por múltiples cosas físicas que se caracterizan por su mutabilidad, caducidad y cambio constante denominada “mundo sensible” (Kosmos Koratos). Una realidad sólo accesible al hombre por medio de los sentidos y que encuentra su origen, fundamento, justificación de su existencia en otra realidad separada llamada “mundo inteligible” (Kosmos Noetos).
Este mundo inteligible está formado por aquellos entes ideales, modelos o arquetipos que se convierten en modelos, causas y esencias de aquellos objetos físicos que son lo que son por su parecido por tales modelos. Estas ideas (tradicionalmente entendidas como definiciones universales) se caracterizarían por su inmutabilidad, eternidad, inmaterialidad y accesibilidad sólo por medio del pensamiento puro y abstracto alejado de cualquier referencia sensorial. Ideas que se encuentra, además jerarquizadas en forma, podríamos decirlo así, piramidal donde en la base encontramos las ideas sensibles (los modelos o arquetipos de los múltiples y variados objetos físicos visibles). Después nos encontramos con las ideas inteligibles que nos sirven de modelo y justificación para la existencia en nuestro mundo de aquello que ya no podemos ver tales como los sentimientos. Un peldaño más arriba, se situarían junto con las entidades geométricas y aritméticas, las Ideas de Belleza y Justicia. Una Belleza entendida como modelo o canón de lo bello, de forma que un objeto sensible será bello en tanto en cuanto se parezca a ese canón . Así mismo la Idea de Justicia se convierte en canón de justicia no sólo para el hombre sino igualmente para el estado (que para platón será visto como un organismo vivo). En el caso del hombre, justicia será aquella virtud cardinal entendida como suma armónica de las otras tres; sabiduría, fortaleza y templanza. En lo referente al Estado, justo será aquel en el que se de una armonía funcional debido a que cada uno realice la función que le corresponda por situación social y educación.
Finalmente, en la cúspide de tal mundo o realidad, nos encontramos con la Idea de las Ideas, la Idea del Bien. Aquella de cierta dificultad a la hora de definir pero que en palabras del propio Platón, es el origen de todo lo visible así como de la sabiduría y el obrar prudentemente para aquel hombre que lo contemple directamente: el sabio.
Sería la figura del demiurgo la responsable de la creación del mundo sensible tomando como modelo el mundo inteligible y que Platón manifiesta por medio de términos cono analogía, participación o imitación. Términos con los que metafóricamente Platón salva el abismo existencial que existe entre ambos mundos y que relata en su obra el Timeo al referirse al demiurgo y a su amor platónico al mundo perfecto de las ideas.
En el símil de la línea, expuesto en el libro VI de La República, Platón desarrolla su teoría gnoseológica defendiendo un dualismo gnoseológico: para él, el hombre dispone de dos modalidades cognoscitivas. Por un lado, nos encontramos con la Dóxa, término con el que se refiere al conocimiento opinable, aparente y bastante dudable (falso) que se divide a su vez en otras dos modalidades: Eikasia y Pistis. La primera, entendida como conjeturas, nos proporciona el conocimiento de sombras e imágenes (las proyectadas en el fondo de la caverna en el mito de la caverna) que no nos proporcionan ningún conocimiento verdadero. La Pistis, por su parte, entendida como creencia o explicación plausible, nos proporciona un conocimiento más veraz pero aún falsable, dudable pues con ella sólo tenemos acceso al conocimiento de los objetos físicos que son muy cambiantes y mutables (lo que se correspondería a los objetos que portan los hombres que se encuentran detrás del tabique en el mito de la caverna).
Después de abandonar este conocimiento, llegamos al otro: la Episteme. Traducida como ciencia, se puede entender también como conocimiento racional y por supuesto, conocimiento verdadero puesto que con él conocemos aquello que no cambia; las Ideas. Dentro de la Episteme, nos encontraríamos con la Dianoía y la Noésis. La primera es entendida como pensamiento discursivo (Matemáticas) con la que accedemos al conocimiento de los entes matemáticos (números y figuras geométricas). Para Platón, este es un momento muy importante debido al carácter propedéutico de tal materia: las matemáticas resultaban indispensables en el sistema educativo propuesto por él y seguido en su propia Academia, ya que abría la mente del alumno y lo familiarizaba con lo abstracto.
Finalmente, el hombre puede acceder al conocimiento de las causas de todo por medio de la Noésis, disciplina que se traduce como inteligencia, pensamiento puro o Ciencia Dialéctica o Suprema con la que el gobernante convertido en sabio conocería aquello que garantizaría el bienestar y la justicia de su Estado: las ideas de Bien y de Justicia (junto, por supuesto, con todas las demás)
3) Relación del tema elegido con otra posición filosofica y valoración razonada de su actualidad.
Con respecto a la naturaleza de lo real y a sus diferentes modos de conocimiento, otros autores han desarrollado parecidos planteamientos. En un primer lugar ya fuera Parménides con su ser inmutable de las cosas hasta el mismo Sócrates con sus definiciones universales coincidirían con Platón en afirmar que lo que es, lo real es algo de naturaleza inteligible que se accede por medio de la razón o del pensamiento (Episteme). Planteamientos éstos que con el paso del tiempo derivarían en posturas racionalistas o idealistas como la defendida por Descartes. Éste afirmaría, a través de su teoría de las tres sustancias, que lo real es aquella idea, percibida por una mente atenta, clara y distinta no nacida de ninguna experiencia sensorial (innata) y que nos daría información verdadera sobre tres tipos de entidades: Dios, yo como sustancia pensante y la cosa como sustancia extensa. Este Idealismo derivaría con el correr de los tiempos en u idealismo transcendental defendido por Kant y posteriormente, en el límite de la modernidad y contemporaneidad filosófica (siglo XIX), en el idealismo absoluto defendido por Hegel.
Pero igualmente esta forma racionalista e idealista de entender la realidad ha tenido sus más firmes detractores: los realistas o empiristas. Ya en el siglo V a. C. los sofistas defendían una postura realista sobre lo real que encontraba su justificación en la experiencia sensible por medio de la cual sólo podía el hombre conocer ciertamente fenómenos. Un empirismo que encontraría su máximo esplendor en el mundo antiguo en la figura de Aristóteles que a través de su teoría hilemórfica, y muy en contra de Platón, defendería la unidad de lo real formada por la unión indisoluble de lo material y lo formal. Una unión que justificaría la existencia de todas aquellas sustancias o sujetos que podemos ver por nuestros sentidos y que se compondrían de una base material que adquiría su individualidad gracias a su figura o forma. En tal teoría no tendría ningún sentido hablar de analogía o de participación al más puro estilo platónico.
Esta postura aristotélica derivaría con el tiempo en un empirismo que encontraría en Inglaterra en la modernidad tres grandes representantes: Locke, Berkeley y Hume. Autores que volvería a defender la primacía de lo real entendido como lo sensible y material que se le aparece irremediablemente al hombre en forma de fenómeno sensorial.
Con respecto a la actualidad de tales planteamientos, podríamos echar mano de la psicología. Concretamente de la teoría de la Gestalt en la que se afirma la necesaria dependencia del concepto para poder unificar todas mis experiencias como consecuencia de un proceso activo de percepción que toma como materia prima todo aquello experimentado por los sentidos. En ese sentido, podemos afirmar no sólo la necesidad de sensaciones sino igualmente la utilidad e aquellos conceptos abstractos que nos permiten unificarlos y distinguirlos. Planteamiento que estaría más cerca de las posturas empiristas que de las racionalistas e idealistas.
Este modelo de resolución de examen ha sido elaborado por el Colegio Tomás de Aquino de Sevilla.
Gracias
ResponderEliminarMe ha dejado muchas cosas claras ❤️
ResponderEliminarEstá genial explicado, me ha sido de mucha ayuda. ¡Gracias!
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