En el Libro VI de la República Platón clasifica, a través del conocido como Símil o alegoría de la Línea, los distintos grados de conocimiento. En este símil presenta el conocimiento como una línea dividida en dos partes, de forma que se distinguen dos ámbitos: el de lo que se ve y el de lo que se intelige. A su vez, cada uno de estos dos estadios está dividido, otra vez, en dos. Obteniéndose así una línea dividida en cuatro segmentos.
Esta línea clasifica los grados del conocimiento de menor a mayor. Según ascendamos en la estructura alcanzaremos grados superiores de conocimiento.
En la parte más baja de esta línea, y dentro del ámbito sensible, sitúa Platón el conocimiento que obtenemos al captar con nuestros sentidos sombras y reflejos. A este grado de conocimiento lo llama Imaginación (Eikasia).
El nivel inmediatamente superior es el que conseguimos al captar con nuestros sentidos los objetos y seres vivos directamente. Platón lo denomina Creencia (Pistis).
Estas dos primeras partes constituyen, según Platón, el conocimiento sensible, el que nos aportan nuestros sentidos. Sin embargo, para Platón la información que nos transmiten los sentidos no es verdadero conocimiento, sino solo Opinión (Doxa). El verdadero conocimiento es el que se describe en los segmentos superiores de la línea.
El primer nivel del ámbito de lo inteligible es el que corresponde al Pensamiento Discursivo (Dianoia). Logramos este conocimiento al discurrir sobre los objetos matemáticos. Este segmento juega un papel intermedio entre lo sensible y las ideas. Los matemáticos se sirven de elementos sensibles (representaciones gráficas de números o figuras geométricas) en su estudio, pero no con el propósito de indagar sobre estos elementos sensibles sino sobre las ideas que éstos representan. Es decir, por ejemplo, al matemático no le interesan los dibujos que tenga que hacer de un triángulo mientras lo estudia, sino el triángulo en sí, la Idea de Triángulo diría Platón.
La última de las partes de esta línea, segundo segmento del ámbito inteligible, corresponde a la Inteligencia (Noesis).Éste es el tipo de conocimiento que se alcanza al estudiar las Ideas. Se trata, a diferencia, de la Dianoia de un conocimiento puro de ideas sin contacto ninguno con lo sensible. La Dialéctica es la ciencia que nos permitirá conocer las ideas, comenzando por las más simples y escalando, poco a poco, hacia las más complejas, hasta alcanzar la más elevada de todas ellas: la Idea de Bien. El conocimiento de ésta es el grado más alto de conocimiento posible. El que conoce la Idea de Bien conoce las causas de todo.
Los segmentos superiores del Símil de la línea representan el verdadero conocimiento, el conocimiento inteligible (Episteme). Sólo, a través de la razón, que reside en nuestra alma, y dirigiéndola hacia el Mundo Inteligible podremos obtener el verdadero conocimiento. Los sentidos que solo pueden mostrarnos el Mundo Sensible nunca serán capaces de aportarnos verdadero Conocimiento, solo Opinión.
Sin embrago, nosotros estamos inmersos en el Mundo Inteligible, rodeados de los datos que constantemente nos traen los sentidos. ¿Cómo podemos alcanzar las ideas? Precisamente centrándonos en nuestra alma, en nuestra razón (Sócrates: Conócete a ti mismo), y rechazando el testimonio de los sentidos. En nuestro interior encontraremos las ideas. Para Platón conocer es recordar (Teoría de la Reminiscencia o Anámnesis). Podemos acceder a las ideas a través de nuestra alma porque ya las conocemos, ya están en nosotros. Nuestra alma en una existencia anterior, antes de unirse al cuerpo, vivió en el Mundo Inteligible y allí contempló las ideas. Solo por accidente descendimos a este Mundo Sensible quedando atrapados en un cuerpo. En esa caída olvidamos lo que habíamos conocido. Conocer consiste, por tanto, en recordar los conocimientos que ya poseíamos. El conocimiento es un camino de ascenso desde lo sensible hasta las ideas.
Esta línea clasifica los grados del conocimiento de menor a mayor. Según ascendamos en la estructura alcanzaremos grados superiores de conocimiento.
En la parte más baja de esta línea, y dentro del ámbito sensible, sitúa Platón el conocimiento que obtenemos al captar con nuestros sentidos sombras y reflejos. A este grado de conocimiento lo llama Imaginación (Eikasia).
El nivel inmediatamente superior es el que conseguimos al captar con nuestros sentidos los objetos y seres vivos directamente. Platón lo denomina Creencia (Pistis).
Estas dos primeras partes constituyen, según Platón, el conocimiento sensible, el que nos aportan nuestros sentidos. Sin embargo, para Platón la información que nos transmiten los sentidos no es verdadero conocimiento, sino solo Opinión (Doxa). El verdadero conocimiento es el que se describe en los segmentos superiores de la línea.
El primer nivel del ámbito de lo inteligible es el que corresponde al Pensamiento Discursivo (Dianoia). Logramos este conocimiento al discurrir sobre los objetos matemáticos. Este segmento juega un papel intermedio entre lo sensible y las ideas. Los matemáticos se sirven de elementos sensibles (representaciones gráficas de números o figuras geométricas) en su estudio, pero no con el propósito de indagar sobre estos elementos sensibles sino sobre las ideas que éstos representan. Es decir, por ejemplo, al matemático no le interesan los dibujos que tenga que hacer de un triángulo mientras lo estudia, sino el triángulo en sí, la Idea de Triángulo diría Platón.
La última de las partes de esta línea, segundo segmento del ámbito inteligible, corresponde a la Inteligencia (Noesis).Éste es el tipo de conocimiento que se alcanza al estudiar las Ideas. Se trata, a diferencia, de la Dianoia de un conocimiento puro de ideas sin contacto ninguno con lo sensible. La Dialéctica es la ciencia que nos permitirá conocer las ideas, comenzando por las más simples y escalando, poco a poco, hacia las más complejas, hasta alcanzar la más elevada de todas ellas: la Idea de Bien. El conocimiento de ésta es el grado más alto de conocimiento posible. El que conoce la Idea de Bien conoce las causas de todo.
Los segmentos superiores del Símil de la línea representan el verdadero conocimiento, el conocimiento inteligible (Episteme). Sólo, a través de la razón, que reside en nuestra alma, y dirigiéndola hacia el Mundo Inteligible podremos obtener el verdadero conocimiento. Los sentidos que solo pueden mostrarnos el Mundo Sensible nunca serán capaces de aportarnos verdadero Conocimiento, solo Opinión.
Sin embrago, nosotros estamos inmersos en el Mundo Inteligible, rodeados de los datos que constantemente nos traen los sentidos. ¿Cómo podemos alcanzar las ideas? Precisamente centrándonos en nuestra alma, en nuestra razón (Sócrates: Conócete a ti mismo), y rechazando el testimonio de los sentidos. En nuestro interior encontraremos las ideas. Para Platón conocer es recordar (Teoría de la Reminiscencia o Anámnesis). Podemos acceder a las ideas a través de nuestra alma porque ya las conocemos, ya están en nosotros. Nuestra alma en una existencia anterior, antes de unirse al cuerpo, vivió en el Mundo Inteligible y allí contempló las ideas. Solo por accidente descendimos a este Mundo Sensible quedando atrapados en un cuerpo. En esa caída olvidamos lo que habíamos conocido. Conocer consiste, por tanto, en recordar los conocimientos que ya poseíamos. El conocimiento es un camino de ascenso desde lo sensible hasta las ideas.
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